No se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel (Salmo 121:4, RV60).
Cicerón, el jurista, orador y filósofo romano, escribió una carta en la que decía que uno de los cónsules romanos, Gayo Canino Rébilo, se había tomado con tal seriedad sus funciones que «mantuvo una milagrosa vigilia vigilante sin llegar a ver el sueño durante todo su consulado”.era un maestro de la ironía y del sarcasmo, y la razón por la que dijo que Canino no durmió durante todo su consulado radica en que solo apareció un día.
En verdad, existe un Gobernante que no duerme. De ese Alguien nos habla el Salmo 121. En muy pocos versos, el salmista presenta una trascendental verdad: Dios es nuestro guardián. El poema comienza presentando una necesidad humana esencial: la necesidad de auxilio. Pregunta el salmista: «¿De dónde vendrá mi socorro?» (versículo 1). Y de inmediato llega la respuesta: «Mi auxilio me viene del Señor» (versículo 2, BP). A diferencia del dios Baal, a quien sus profetas clamaron en el Carmelo: «¡Baal, respóndenos!». Pero no se escuchó ninguna voz, ni hubo quien respondiera», nuestro Dios sí responde. «Elías se burlaba de ellos diciendo: ‘Gritad con voz más fuerte, porque es un dios… ¡Tal vez esté durmiendo y haya que despertarlo!»» (1 Reyes 18:26, 27). ¡No se puede confiar en un dios como ese!
El Dios de la Biblia sí es confiable; será nuestro socorro, porque «no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel» (Salmo 121:4). Él siempre estará atento a nuestra llamada de auxilio, porque es nuestro Guardián, porque no le vence el sueño, porque sus ojos nunca se cierran. En lugar de dormir, él «guarda [nuestras] entradas y salidas» (versículo 8, BP). «Entradas y salidas» es una frase que «abarca toda la vida humana: salida al trabajo y entrada a la casa, empresas comenzadas y concluidas”. **
Dios nos cuida al nacer y al morir; en la salud y en la enfermedad; en los momentos buenos y en los malos; cuando salimos de una etapa y cuando entramos en otra. Nuestro Dios, Jehová, el que se escribe con mayúscula y no con minúscula, nunca duerme.
* Cicerón, Cartas IV: Cartas a los familiares (Madrid: Gredos, 2008), p. 293.
** L. Alonso Schökel, Treinta salmos: poesía y oración (Madrid: Ediciones Cristiandad, 1986), p. 347.
Tomado de: Lecturas Devocionales para Adultos 2023 «YO ESTOY CONTIGO» Promesas Bíblicas para vivir confiado Por: VLADIMIR POLANCO Colaboradores: Silvia García & Alexandra Pérez