MÁS QUE UN HOMBRE
Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy. JUAN 8:58
Años atrás, cuando Lew Wallace ejercía como abogado en el medio oeste estadounidense, un amigo suyo, ateo, le aseguró que en pocos años todas las iglesitas blancas, típicas de la zona rural de Indiana, no serían más que un recuerdo. Según el, la religión no tenía “futuro”.
Lew Wallace no supo que decir. Poco y nada Sabía de Dios o de la Biblia. Carecía de convicciones al respecto, pero esto mismo lo instó a estudiar la Biblia por sí mismo y a sacar sus propias conclusiones. Decidió, pues, que examinaría las Escrituras a la luz de su preparación legal, o sea, buscando evidencias creíbles, para llegar a una conclusión inteligente.
Sin embargo, a medida que estudiaba el marco histórico de la vida de Jesús y los relatos de los evangelios, Wallace comenzó a ver mucho más de lo que esperaba. La historia que encontró en la Biblia revelaba una trama más que humana. Cuanto más la estudiaba, más se convencía de la divinidad de Cristo. Prosiguió con su plan y escribió su novela sobre Jesús, en parte para expresar sus nuevas convicciones. Ben Hur se convirtió en todo un éxito de librería, y más tarde, en una de las más grandiosas producciones cinematográficas de Hollywood.
Para Wallace, descubrir que Jesús fue más que humano marcó la gran diferencia. De haber sido sólo humano, no habría pasado de ser más que un buen ejemplo. De haber sido sólo humano, no podría perdonar nuestros pecados, transformar nuestras vidas ni resucitarnos de entre los muertos. La declaración de Jesús a los dirigentes religiosos de sus días es una de las más significativas que jamás haya hecho acerca de sí mismo: “Os aseguro: Antes que Abrahán existiera, Yo Soy” Juan 8:58). La expresión “Yo Soy” equivale al ser por antonomasia, el Ser que existe por sí mismo, el que no tiene principio ni fin, el eterno. Cuando el Dios todopoderoso manifestó su gloria ante Moisés, en la zarza ardiente, declaró su nombre con las palabras “YO SOY” (Éxo. 3:14). Esta misma expresión en labios del Cristo divino constituye su propia declaración de todo lo que él es para nosotros. Nos dice:
YO SOY el perdón que tu mente procura.
YO SOY la seguridad que tu alma anhela.
YO SOY el amor que tu corazón ansía.
YO SOY el poder que acaba con la esclavitud del pecado.
YO SOY la esperanza que vivifica tu espíritu.
YO SOY quien suple todas tus necesidades.
Sea lo que fuere que necesitemos hoy, el Cristo divino responde:
YO SOY lo que buscan. Búsquenme.
En mí descubrirán todo lo que anhelan.
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Colaboradores: Familia Mariscal & Paty Solares
