¿Cómo pudo decir Jesús que alguien que dio una cantidad menor dio, en realidad, más que quienes dieron cantidades mayores (Mar. 12: 41-43)? ¿Se saltó la clase de matemáticas el Creador del universo? No. Jesús es el originador de todas las ciencias, ¡el profesor de todo el conocimiento! Su declaración sobre la ofrenda de la viuda pobre fue precisa no solo desde una perspectiva espiritual, sino también desde una matemática.
En el relato de la viuda pobre queda claro que el valor que Jesús otorga a lo que damos no está basado en la cantidad. Su opinión sobre esa ofrenda solo tiene sentido desde un enfoque proporcional. Él explicó a los discípulos que ella dio más que todos porque dio «todo» lo que tenía («todo» también puede expresar una proporción o porcentaje).
Moisés hizo alusión al sistema proporcional de las ofrendas cuando dijo que cada uno debía dar lo que podía, «conforme a la bendición que Jehová, tu Dios, te haya dado» (Deut. 16: 17). Esto implica que quienes reciben más bendiciones financieras son más capaces, y deberían dar más. Quienes reciben menos bendiciones financieras son menos capaces, y se esperaría que den menos. Y no se espera que den quienes no reciben bendiciones financieras (ver 2 Cor. 8: 11-12).
Pablo también promueve un concepto proporcional sobre la dadivosidad cuando dice que «cada uno» aparte algo para la colecta, «según haya prosperado» (1 Cor. 16: 2). Quienes prosperan más dan más, y quienes prosperan menos dan menos. En este plan Dios revela su sabiduría y equidad: brinda a los pobres y a los ricos las mismas oportunidades. Una ofrenda del 5% del ingreso de una persona rica significa lo mismo para Jesús que el 5% de lo que ganó la persona más pobre; porque Dios no hace acepción de personas. Si, por ejemplo, una persona pobre da el 6% de sus ingresos como ofrenda, Jesús considera que es más que el 5% de un rico, aunque la cantidad que diera el rico fuera mucho mayor. Por eso, George Müller dijo una vez que «Dios juzga lo que damos en función de lo que nos quedamos».
Quienes entienden y aceptan el justo sistema proporcional de Jesús ya no quieren depender de sus percepciones o impulsos (Jer. 17: 9) al decidir cuándo y cuánto dar. Ya no dan sobre la base de sus emociones, motivaciones externas, llamados o compasión por misioneros, proyectos o instituciones. Sus ofrendas están motivadas por principios, y son tan regulares como las bendiciones financieras que reciben de lo alto. Por tanto, se harán socios de Jesús haciendo, en oración, un pacto de devolución de un porcentaje de sus ingresos, como ofrenda, además del diezmo.
Por un propósito educativo, este tipo de dadivosidad proporcional se ha llamado «promesa», y quienes dan bajo ese sistema entienden que deberían pactar o prometer, según su corazón (2 Cor. 9: 7), un porcentaje de su ingreso como ofrenda regular al Señor. Como sus ofrendas siempre representan una proporción de lo que Dios les dio anteriormente, recuerdan con regularidad que él es siempre el primero en dar. Así, Dios no espera de ellos nada que no les haya provisto antes (2 Cor. 8: 11-12). Sus ofrendas se convierten en una respuesta agradecida a sus bendiciones, y nunca son un intento por ganar méritos, lo cual sería ofensivo para Dios.
Lee el texto bíblico de esta semana. ¿A qué parece apuntar? ¿Qué preguntas te surgen?
¿Son mis ofrendas una respuesta agradecida a las bendiciones de Dios, o un intento por obtener méritos?
¿Qué pueden hacer quienes no tienen la motivación adecuada para dar?
Lección de Escuela Sabática Para Jóvenes Universitarios 2023. 1er. trimestre 2023 INVERSO Lección 10 «LA VIUDA POBRE: LA DADORA EXTREMA» Colaboradores: Pr. Brayan R Cedillo & Magda Sanchez