«Si los mayordomos de Dios cumplen su deber, no hay peligro de que la riqueza aumente con tanta rapidez como para convertirse en una trampa, porque será empleada con sabiduría práctica y liberalidad cristiana».— Elena G. de White, Consejos sobre mayordomía cristiana, p. 154
«¿Queréis aseguraros vuestras propiedades? Colocadlas en las manos que llevan las marcas de los clavos de la crucifixión. Retenedlo todo en vuestra posesión, y será para vuestra pérdida eterna. Dadlo a Dios, y a partir de ese momento llevará su marca. Quedará sellado con su inmutabilidad. ¿Queréis gozar de vuestros bienes? Entonces utilizadlos para bendecir a los que sufren. ¿Queréis aumentar vuestras posesiones? “Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto” (Proverbios 3: 9-10)».— Ibid., p. 51
«Muchos que profesan ser cristianos proveen abundantemente para ellos mismos y suplen todas sus necesidades imaginarias, mientras que no prestan atención a las necesidades de la causa del Señor. Piensan que es ganancia retener todos los dones del Señor, o una proporción egoísta de ellos. Pero encuentran pérdida en lugar de ganancia. Su conducta provoca la suspensión de los beneficios y bendiciones. Los hombres han perdido mucho a causa de su espíritu egoísta y avaro. Si hubiesen reconocido con plenitud y voluntariamente los requerimientos de Dios y si los hubiesen satisfecho, su bendición se habría manifestado aumentando la producción de la tierra. Las cosechas habrían sido más abundantes. Las necesidades de todos habrían sido ampliamente satisfechas. Cuanto más demos tanto más recibiremos».— Ibid., p. 88
«El Señor lee los pensamientos codiciosos en cada corazón que se propone retener lo que le pertenece. Dios ve a los que son egoístamente descuidados en pagar sus diezmos y en llevar sus donativos y ofrendas a la tesorería. El Señor Jehová lo comprende todo. Así como se escribe un libro de memoria delante de él acerca de los que temen al Señor y piensan en su nombre, así también se lleva un registro de todos los que se apoderan de los dones que Dios les ha enviado a fin de que los usen para la salvación de las almas».— Ibid., p. 86
«Hay muchos que no serán bendecidos hasta que restituyan los diezmos que han retenido. Dios espera que redimáis el pasado. La mano de la santa ley alcanza a cada alma que disfruta de los beneficios de Dios. Que los que han retenido el diezmo hagan un cálculo exacto y devuelvan al Señor lo que han robado de su obra. Haced restitución y llevad al Señor ofrendas de paz. “¿O forzará alguien mi fortaleza? Haga conmigo paz; sí, haga paz conmigo” (Isa. 27: 5). Si reconocéis que habéis obrado mal al apropiaros de sus bienes, y os arrepentís cabalmente, él perdonará vuestra transgresión».— Ibid., p. 85
Lección de Escuela Sabática Para Jóvenes Universitarios 2023. 1er. trimestre 2023 INVERSO Lección 11 «ANANÌAS Y SAFIRA: LOS DADORES DESLEALES» Colaboradores: Pr. Brayan R Cedillo & Magda Sanchez