“Me buscareis y me hallareis, porque me buscareis de todo vuestro corazón”. Jeremías 29:13
Mientras de niño asistía a la escuela de San Patricio en Norwich, Connecticut, no tenía ni idea de que Patricio de Irlanda (372-466) sentó las bases para la observancia del sábado en las islas británicas.
En su juventud, Patricio oyó el evangelio durante una predicación, en la provincia romana de Gaul. Aceptó la verdad de Dios y pronto se sintió llamado a compartir estas buenas nuevas en Irlanda, donde había pasado algunos años como esclavo.
La poderosa predicación bíblica de Patricio llevó a miles a rendir homenaje a un nuevo señor: Jesucristo. Entre esos nuevos conversos se encontraba Conall, hijo del rey de Niall, uno de cuyos descendientes —Colombano— con el tiempo llegó a convertirse en otro de 1os grandes pilares del cristianismo.
Cómo Patricio en el pasado, Colombano mantuvo la Biblia como único fundamento de su fe e hizo hincapié en la bendición de obedecer los Diez Mandamientos, los cuales llamó “la ley de Cristo”.
Alrededor del año 563 de nuestra era, Colombano se dirigió a la solitaria isla de Iona, cercana a la costa británica, donde estableció una escuela cristiana y un centro misionero. Los misioneros de Iona predicaron poderosamente la Palabra de Dios en las islas británicas.
Colombano también llegó a la conclusión de que la lealtad incondicional a Dios implicaba la observancia del sábado bíblico. En su lechode muerte dijo: “Ciertamente, este día es sábado para mí, porque es el último de mi laboriosa vida presente. En él, tras mis arduas faenas, guardo el sábado.
Leamos ahora lo que el historiador Andrew Lang escribió acerca de los conversos de la iglesia celta, cuyos precursores fueron Patricio y Colombano: “Trabajaban los domingos, pero guardaban el sábado de manera sabática.
A lo largo de la historia siempre hubo cristianos que observaron el sábado bíblico. A través del estudio cuidadoso de las Escrituras, descubrieron el verdadero día santo de Dios. Las palabras de David, registradas en el Salmo 42: 1, bien pueden aplicarse a estos seguidores de Dios: ‘Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía’.
Dios bendice con gemas preciosas de la verdad a quienes lo buscan sinceramente a través de su Palabra. En todas las edades ha habido estudiantes fervientes de la Biblia, que descubrieron la verdad sobre el sábado. Y a menudo tuvieron que pagarlo con su vida.
Muchos fueron torturados, golpeados, encarcelados y condenados a muerte a causa de su fidelidad al Señor del sábado. Como observadores del sábado, sigamos el ejemplo de aquellos gigantes de la fe, como Patricio y Colombano. En las páginas de la historia nos han dejado un legado consagración , digno de imitar.