“Muchos dolores habrá para el impío; más al que espera en Jehová, le rodea la misericordia. Alegraos en Jehová y gozaos, justo”. Salmos 32: 10, 11
En los días de la contra reforma en Inglaterra, el gobierno ejecutó a Ricardo Cameron, a causa de sus creencias religiosas.
Sus verdugos lo decapitaron y le cortaron las manos, y luego presentaron las partes desmembradas a su padre, que estaba encarcelado en Escocia, acusado del mismo crimen. Los oficiales le preguntaron al hombre si reconocía los brazos y la cabeza de su hijo Ricardo.
Con lágrimas en los ojos, el padre abrazó los brazos y la cabeza de su hijo, y con labios temblorosos, contestó:
—Si. . . son los de mi hijo, mi hijo querido, pero el Señor me tiende su misericordia todos los días de mi vida. Buena es la voluntad del Señor, que no puede perjudicarme ni perjudicar a los míos…
Ni siquiera la obra de sus enemigos que acabaron con la vida de su hijo, pudo quebrantar la fe de este hombre de Dios.
Tenía un corazón confiado. Había aceptado la promesa que implican las palabras del salmista: “Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, y tome aliento vuestro corazón» (Sal. 31:24).
¿Cómo es posible para un padre ver las partes del cuerpo de su hijo,
arrancadas y ensangrentadas, y no decaer en su fe? ¿Cómo es posible sobrevivir un trauma tan espantoso? Sólo hay una manera. No se debe a una increíble fuerza interior ni a un poder inusual, sino a un corazón confiado en el Señor, un corazón que se apoya en la certeza absoluta de que un día Dios lo enderezará todo.
Cuando depositamos toda nuestra confianza en Dios, él nos imparte una fortaleza espiritual indescriptible. El poder divino fluye del trono del universo para revestirnos. En él recibimos fortaleza espiritual para sobrevivir todos los ataques del enemigo. La vida de confianza en Dios es una vida de poder, de fortaleza y de fe imperturbable. Una vida de resistencia inamovible contra el mal, que se vive enteramente en la presencia de Dios, se apoya en sus promesas y se aferra al poder de su Espíritu. Dios nos invita hoy a vivir este tipo de vida: el tipo de vida que nos sostendrá y nos fortalecerá para resistir todas las estocadas del maligno.