Matinal Para Adultos 2023 Para el: 14 marzo
En Cristo Jesús, a ustedes que antes estaban lejos, Dios los ha acercado mediante la Sangre de Cristo (Efesios 2:13, CVI).
Hay separaciones que han marcado un punto de inflexión en la historia humana. Por ejemplo, cuando Marco Antonio abandonó a Octavia para unirse a Cleopatra en el año 36 a.C., creó las condiciones propicias para que Octavio lo derrotara, conquistara Egipto y se convirtiera en el primer emperador romano. La separación en 1534 de Enrique VIII de Catalina la católica dio pie al establecimiento de la Iglesia Anglicana. La independencia de las colonias norteamericanas de Inglaterra en 1776 suscitó el surgimiento de los Estados Unidos de América.
Por supuesto, ninguna de las mencionadas anteriormente se puede comparar con la peor separación que el universo haya conocido: la separación del ser humano de Dios. Esta infausta división no fue provocada por el Creador, sino por nuestras acciones. El profeta lo deja claro cuando dice: ‘Las maldades cometidas por ustedes han levantado una barrera entre ustedes y Dios” (Isaías 59:2, DHH).Jeremías agrega que “el pecado de ustedes [el nuestro] ha cambiado las cosas” (Jeremías 5:25, DHH). Esa enajenación de la fuente de vida es la causa del hedor a muerte que se respira en cada rincón de este planeta rebelde, es la que ha puesto al mundo al borde del precipicio. El comentarista bíblico Matthew Henry dio en el clavo cuando dijo: “Al separarnos de Dios, el pecado nos separa de la fuente de todo bien y nos acerca a todo mal».*
Entonces, ¿por qué insistimos en vivir separados del Dios de vida? Fuimos hechos para estar cerca de nuestro Creador, esa división no forma parte del plan divino para sus criaturas. De ahí que nuestro Padre, que nada tuvo que ver con nuestro aislamiento de él, ha decidido resolver ese problema y romper en pedazos la sólida barrera que nuestras maldades han levantado. ¿Y cómo destruye Dios esa barrera de separación? Lo hace estando cerca de nosotros. A propósito de esto, fijémonos en lo que dice el profeta Isaías: “Muy cerca de mí está el que me salva” (Isaías 50:8).
Y Pablo nos da esta seguridad: “Pero ahora en Cristo Jesús, a ustedes que antes estaban lejos, Dios los ha acercado mediante la sangre de Cristo” (Efesios 2:13, NVI). Nuestra separación nos trajo al Salvador y, con él, un acercamiento del Padre. Aprovéchalo; no tienes porqué quedarte lejos.
Editorial CLIE. 1999). p. 803.
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Tomado de: Lecturas Devocionales para Adultos 2023
«YO ESTOY CONTIGO» Promesas Bíblicas para vivir confiado
Por: VLADIMIR POLANCO
Colaboradores: Silvia García & Alexandra Pérez
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