Hay un poder maravilloso en el silencio. Cuando os hablen con impaciencia no repliquéis de la misma manera. Las palabras dirigidas en respuesta a uno que está enojado actúan generalmente como un látigo que acrecienta la furia de la ira.
En cambio, pronto se disipa la ira si se le hace frente con el silencio. Frene el cristiano su lengua, resolviendo firmemente no pronunciar palabras ásperas e impacientes. Con la lengua frenada puede salir victorioso de cada prueba de la paciencia por la cual tenga que pasar.—Mensajes para los Jóvenes, 134 (1907).
Cultivemos un espíritu conciliador (consejo a alguien que necesitaba una actitud pacificadora)
Con respecto a su actual relación con la iglesia, mi consejo sería que haga todo lo posible para ponerse en armonía con sus hermanos. Cultive una actitud amable y conciliadora, y no deje que sentimientos de venganza asalten su mente y su corazón. Disponemos de muy poco tiempo en este mundo; trabajemos para el tiempo y la eternidad.
Sea diligente al asegurar su vocación y elección. Trate de no cometer ningún error con respecto a su título para un hogar en el reino de Cristo. Si su nombre está anotado en el libro de la vida del Cordero, todo estará bien con usted. Esté dispuesto a confesar sus faltas y a abandonarlas, de manera que sus errores y pecados vayan a juicio antes de usted, y sean borrados.—Testimonies for the Church 5:331 (1885).
MENTE CARÁCTER Y PERSONALIDAD TOMO #2 SECCIÓN #11: LOS PROBLEMAS EMOCIONALES Capítulo 56: LA IRA Por: Elena G De White Colaboradores: Liseth Orduz & América Lara