Pero los que por cualquier supuesta provocación se sienten libres para ceder a la ira o al resentimiento, están abriendo el corazón a Satanás. La amargura y animosidad deben ser desterradas del alma si queremos estar en armonía con el cíelo.—El Deseado de Todas las Gentes, 277 (1898).
Siervos del pecado
“¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerlo, sois esclavos de aquel a quien obedecéis?”. Romanos 6:16. Si cedemos a la ira, la concupiscencia, la codicia, el odio, el egoísmo, o algún otro pecado, nos hacemos siervos del pecado. “Ningún siervo puede servir a dos señores”. Lucas 16:13. Si servimos al pecado, no podemos servir a Cristo. El cristiano sentirá las incitaciones del pecado, porque la carne codicia contra el Espíritu; pero el Espíritu batalla contra la carne, manteniéndose en una lucha constante. Aquí es donde se necesita la ayuda de Cristo. La debilidad humana llega a unirse a la fortaleza divina, y la fe exclama: “Pero gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio del Señor nuestro Jesucristo”. 1 Corintios 15:57.—EC 121, 122 (1881).
Ira nacida de la sensibilidad moral
Es cierto que hay una indignación justificable, aun en los seguidores de Cristo. Cuando vemos que Dios es deshonrado y su servicio puesto en oprobio, cuando vemos al inocente oprimido, una justa indignación conmueve el alma. Un enojo tal, nacido de una moral sensible, no es pecado.—El Deseado de Todas las Gentes, 277 (1898).
La ira de Moisés
El haber roto las tablas de piedra era solo una representación del hecho de que Israel había quebrantado el pacto que tan recientemente había hecho con Dios. El texto bíblico “Airaos, pero no pequéis” (Efesios 4:26), se refiere a la justa indignación contra el pecado, que surge del celo por la gloria de Dios, y no al enojo promovido por la ambición del amor propio herido. Tal fue el enojo de Moisés.— Testimonios para los Ministros, 101 (1890).
MENTE CARÁCTER Y PERSONALIDAD TOMO #2 SECCIÓN #11: LOS PROBLEMAS EMOCIONALES Capítulo 56: LA IRA Por: Elena G De White Colaboradores: Liseth Orduz & América Lara