Sufrimientos acerca de los cuales no tenemos control
Hay quienes tienen mente pura y son concienzudos pero sufren por diferentes causas que están fuera de su control.—Conducción del Niño, 418 (1864).
No están ocultos de Jesucristo
¡Qué pensamiento maravilloso es saber que Jesús está perfectamente enterado de los dolores y las aflicciones que soportamos! Él padeció todas nuestras tribulaciones. Algunos de nuestros amigos no saben nada cerca de las miserias humanas o de los padecimientos físicos. Nunca están enfermos, y por lo tanto no pueden comprender los sentimientos de los que padecen. Pero Jesús se compadece de nosotros a causa de nuestra enfermedad.—Mensajes Selectos 2:272 (1892).
Dios está vitalmente interesado en los sufrimientos del hombre
No será tenido por inocente quien descuide el alivio del sufrimiento ese día [sábado]. El santo día de reposo de Dios fue hecho para el hombre, y las obras de misericordia están en perfecta armonía con su propósito. Dios no desea que sus criaturas sufran una hora de dolor que pueda ser aliviada en sábado o cualquier otro día.—El Deseado de Todas las Gentes, 177 (1898).
Confianza en medio del dolor
Su mente a menudo puede estar oscurecida por causa del dolor. En ese caso, no trate de pensar; limítese a descansar y a poner de manifiesto que le ha encomendado su alma a Dios puesto que es un fiel Creador. Es privilegio suyo manifestar en medio de su debilidad y sufrimiento que no duda del amor de Dios por usted, sabiendo que Aquel que prometió es fiel, y que usted ha confiado su cuerpo y su alma en sus manos, y que él es capaz de guardar lo que se le ha confiado.
Que su pensamiento repose en la bondad de Dios, en el gran amor con que nos ha amado, evidente en la obra de la redención. Si no nos amara ni nos considerara de valor, no habría hecho ese gran sacrificio. Es amplio en misericordia y gracia. Que su corazón y su mente descansen como un niño fatigado en los brazos de su madre. Sus brazos eternos lo sostienen. Jesús participa de todas sus aflicciones […].
Ocúltese en él, y el maligno no podrá acosarlo ni confundir su fe. Jesús le ha concedido su paz. Invencible es el poder que Dios nos proporciona por medio desu Hijo […]. La palabra de su gracia es maná para el alma creyente. Las preciosas promesas de la palabra son vida, dulzura y paz.—Carta 16, 1896.
MENTE CARÁCTER Y PERSONALIDAD TOMO #2 SECCIÓN #11: LOS PROBLEMAS EMOCIONALES Capítulo 55: EL DOLOR Por: Elena G De White Colaboradores: Liseth Orduz & América Lara