«Acuérdate del sábado, para consagrarlo al Señor»(Éxodo 20:8).
El cuarto mandamiento nos indica el día apartado por Dios para adorarlo. La autoridad divina se ejerce en este mandato; ya que Dios es el dueño de la tierra, tiene la autoridad de designar cuándo adorarlo. Los israelitas sabían que el día de reposo se originó en la Creación, además, ya habían recibido el maná los primeros seis días de la semana, pero el séptimo no. Por eso este mandamiento no era nuevo, era un recordativo. Dios lo apartó con tres cualidades que a ningún otro día se le atribuyeron: un día santo, bendito y en el cual Dios reposó.
El nombre del día significa en todos los idiomas «descanso» o «reposo». Conlleva la idea de detenerse y hacer un alto para adorar a Dios como Creador, Sustentador y Salvador. Es un periodo de veinticuatro horas para meditar en su amor. Entendemos que la adoración genuina no depende de acudir a un lugar específico, distante, de difícil acceso, sino respetar este tiempo semanal santificado; esto lo podemos realizar en cualquier lugar donde estemos.
El mandamiento tiene una dimensión humana incluyente a favor del bienestar social de grupos que generalmente han padecido exclusión. Por ejemplo, a favor de los esclavos, las mujeres, los extranjeros e incluso los animales. Esto sorprende al considerar lo que Dios promovía hace tres mil quinientos años. En una época en que las jornadas de trabajo no se regían por un cierto número de horas, una época en que existía la esclavitud en muchos lugares del mundo y nadie consideraba ni remotamente abolirla; además, las mujeres no tenían derechos, los extranjeros estaban en desventaja y no existían sociedades protectoras de animales, el mandamiento se convirtió en un día de liberación. «El séptimo día es de reposo consagrado al Señor tu Dios No hagas ningún trabajo en ese día, ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni el extranjero que viva contigo» (Éxodo 20:10). Este es un mandamiento humanista, muy noble para nuestras necesidades.
Por lo cual, el sábado recordamos que para Dios no existen clases sociales, género, nacionalidades, trabajos que son más o menos importantes y que los animales son seres vivos que sienten. Todos somos iguales ante su presencia y nos unimos cada semana para alabar a Dios como un anticipo de la adoración permanente cara a cara, en el reino de los cielos.
Tomado De: Lecturas Devocionales Para Menores 2023. “SIGUIENDO LAS HUELLAS DE LOS GRANDES PERSONAJES DE LA BIBLIA” Por: «CÉSAR SÁNCHEZ MURILLO» Colaboradores: Karla González & Sebastian Rondon.