La noción de que Dios vive en un presente eterno nos parece desconcertante porque nosotros estamos atados al tiempo, mientras que Dios no lo está. Tomemos un ejemplo bíblico que nos ayudará a entender la diferencia entre la relación de Dios con el tiempo y la nuestra.
Antes de que naciera Isaac, Dios le dijo a Abram que él sería el padre de muchas naciones: «Esta es la alianza que hago contigo: tú serás el padre de muchas naciones» (Gén. 17: 4, RVC). En este versículo, Dios estaba hablando desde la perspectiva del tiempo de Abram porque este aún no era padre de muchas naciones. Sin embargo, en el siguiente versículo, Dios le afirma que lo ha puesto como padre de muchas naciones, lo cual está enmarcado en el tiempo de Dios: «No te llamarás más Abram, sino que tu nombre será Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes» (vers. 5, RV95).
Desde la perspectiva de Abraham, la promesa aún era futura, pero desde la perspectiva de Dios, ¡ya estaba hecha! El apóstol Pablo confirma que esta evaluación del texto es correcta. En la Epístola a los Romanos, el apóstol se refiere a estos versículos del Génesis: «Como dice la Escritura: “Te he hecho padre de muchas naciones”. Este es el Dios en quien Abraham creyó, el Dios que da vida a los muertos y crea las cosas que aún no existen» (Rom. 4: 17).
Albert Barnes explica el argumento de Pablo en Romanos 4: «Las cosas que él predice y promete son tan certeras, que puede hablar de ellas como si ya existieran. Así, en el caso de Abraham, en vez de simplemente prometer que lo haría padre de muchas naciones, Dios habla de ello como si ya fuera un hecho: “Yo te he hecho”, dice, entre otras frases. En su propia mente o propósito ya lo había constituido, y era tan seguro que sucedería, que podía hablar de ello como si fuera un hecho» (Barnes’ Notes, Electronic Database, Biblesoft, Inc., 2006).
Este concepto nos ayuda a entender en qué sentido Jesús es el Cordero de Dios inmolado desde la fundación del mundo (ver Apoc. 13: 8). Desde nuestra perspectiva, Jesús murió la tarde de un viernes del año 31 d. C.; sin embargo, desde la perspectiva de Dios, fue un hecho consumado desde antes de la fundación del mundo. La idea de un Dios que vive en un presente eterno también nos ayuda a comprender cómo los nombres de los hijos fieles de Dios estaban escritos en el libro de la vida desde la fundación del mundo, antes de que existieran, mientras que los nombres de los impíos no lo estaban (ver Apoc. 17: 8). Dios sabía quién elegiría ser salvo y quién no, pero no lo predeterminó.
- Después de haber repasado el texto que has copiado y resaltado, ¿Qué enseñanzas especiales crees que refleja?
- ¿Qué preguntas te surgen? ¿Qué partes te parecieron difíciles?
- ¿Qué otros principios y conclusiones encuentras?
- ¿Qué promesas que Dios hizo en el pasado puedes reclamar hoy como si fueran una realidad futura?
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Lección de Escuela Sabática Para Jóvenes Universitarios 2022.
3er. trimestre 2022 INVERSO
Lección 11 «TODOS VIVEN PARA ÉL»
Colaboradores: Israel Esparza y Mayra Cota.
