Desde la perspectiva de Dios, una vida obediente es la forma más bendita de vivir (ver Deuteronomio 28: 1-14). La base misma del pacto de Dios con Israel eran los Diez Mandamientos (Éxodo 19: 4-6). Aunque esta obediencia está anclada en el decálogo, se expresa también en todos los demás mandamientos de Dios; cada uno de ellos expresa, de alguna manera, los principios de los Diez Mandamientos. Por ejemplo, no oprimir al extranjero (Éxodo 22: 21); tener compasión por las viudas y los huérfanos (Éxodo 22: 22); o respetar a los dirigentes de la iglesia (1 Timoteo 5: 19).
Nadie puede discutir que, en la redacción del cuarto mandamiento, la orden predominante es «descansar». Para algunos, evitar en el séptimo día toda actividad de la cual devengamos un salario es la esencia de la observancia del sábado; no obstante, hay otros dos requisitos que no suelen enfatizarse, pero que merecen un examen más detallado. Estos son «trabajar» y «recordar». El cuarto mandamiento llama claramente a los creyentes a 1) recordar, 2) trabajar y 3) descansar. Si no se recuerda, no puede haber un descanso adecuado. Estos tres requisitos parecen seguir un orden lógico. A diferencia de los otros nueve, el mandamiento del sábado está directamente conectado a un tiempo específico. Al enseñar «a obedecer todo lo que les he mandado» (Mateo 28: 20), los pastores y obreros bíblicos de hoy instruyen a los candidatos al bautismo a descansar el séptimo día después de trabajar seis días, pero a nadie se le dice cuándo debe recordarlo. Este descuido perjudica el aspecto espiritual de la observancia del sábado. Así como cada uno de los nueve mandamientos se aplican cada día, el cuarto mandamiento también tiene una aplicación diaria, en lo que respecta a recordar. Como un principio, el mandamiento del sábado debe recordarse cada día. Elena G. de White escribió: «Después de la transgresión de Adán, los principios de la ley no fueron cambiados, sino que fueron definitivamente ordenados y expresados para responder a las necesidades del hombre en su condición caída» (Mensajes selectos, t. 1, cap. 30).
Cada mandamiento es una representación de un principio. Los principios no tienen una duración determinada. El principio del sábado (el reconocimiento y la dependencia del Creador) exige una aplicación o recuerdo momento a momento, día a día. Después de todo, los Diez Mandamientos son «el todo del hombre» (Eclesiastés 12: 13). No puede haber descanso de este deber.
El día de reposo temporal es una vez a la semana; el reposo espiritual es diario. Los observadores del sábado deben reposar los siete días de la semana.
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Lección de Escuela Sabática Para Jóvenes Universitarios 2022. 2do. trimestre 2022 INVERSO Lección 7 «ENTRAR EN EL DESCANSO» Colaboradores: Estrellita Hernandez y Mayra Cota