El Señor pide que jóvenes y señoritas entren en su servicio. Los jóvenes son receptivos, fuertes, ardientes y esperanzados. Una vez que hayan gustado la bendición del sacrificio propio, no estarán satisfechos a menos que estén aprendiendo constantemente del gran Maestro. El Señor abrirá caminos delante de los que quieran responder a su llamado.—EC 457 (1900).
LOS JÓVENES DEBEN ELEGIR EL DESTINO DE SU VIDA
Cada joven determina la historia de su vida por los pensamientos y sentimientos acariciados en sus primeros años. Los hábitos correctos, virtuosos y enérgicos, formados en la juventud, se convertirán en parte del carácter y, por regla general, señalarán el curso del individuo por toda la vida. Los jóvenes pueden convertirse en depravados o virtuosos a elección propia. Tanto pueden llegar a distinguirse por hechos dignos y nobles como por grandes crímenes y maldad.—The Signs of the Times, 11 de octubre de 1910; Conducción del Niño, 181.
LA CAUSA DE LA DEBILIDAD MENTAL Y MORAL
En el caso de que no se les enseñe a los jóvenes a pensar correctamente y actuar por su cuenta, en la medida en que lo permita su capacidad e inclinación mental, a fin de que por este medio pueda desarrollarse su pensamiento, su sentido de respeto propio y su confianza en su propia capacidad de obrar, la educación severa producirá siempre una clase de seres débiles en fuerza mental y moral. Y cuando se hallen en el mundo para actuar por su cuenta, revelarán el hecho de que fueron adiestrados como los animales, y no educados. Su voluntad, en vez de ser guiada, fue sometida por la dura disciplina de padres y maestros.—Joyas de los Testimonios 1:316 (1872).