«Si fueran del mundo, el mundo los querría como a los suyos. Pero ustedes no son del mundo, sino que yo los he escogido de entre el mundo. Por eso el mundo los aborrece. Recuerden lo que les dije: “Ningún siervo es más que su amo”. Si a mí me han perseguido, también a ustedes los perseguirán. Si han obedecido mis enseñanzas, también obedecerán las de ustedes».
«A la verdad, no me avergüenzo del Evangelio, pues es poder de Dios para la salvación de todos los que creen: de los judíos primeramente, pero también de los gen tiles. De hecho, en el Evangelio se revela la justicia que proviene de Dios, la cual es por fe de principio a fin, tal como está escrito: “El justo vivirá por la fe”». «Pero ahora, sin la mediación de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, de la que dan testimonio la ley y los profetas. Esta justicia de Dios llega, mediante la fe en Jesucristo, a todos los que creen. De hecho, no hay distinción, pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, pero por su gracia son justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús efectuó.
Dios lo ofreció como un sacrificio de expiación que se recibe por la fe en su sangre, para así demostrar su justicia. Anterior mente, en su paciencia, Dios había pasado por alto los pecados; pero en el tiempo presente ha ofrecido a Jesucristo para manifestar su justicia. De este modo Dios es justo, y a la vez, el que justifica a los que tienen fe en Jesús. ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál principio? ¿Por el de la observancia de la ley? No, sino por el de la fe. Porque sostenemos que todos somos justificados por la fe, y no por las obras que la ley exige.
¿Es acaso Dios solo Dios de los judíos? ¿No lo es también de los gentiles? Sí, también es Dios de los gentiles, pues no hay más que un solo Dios. Él justificará por la fe a los que están circuncidados y, mediante esa misma fe, a los que no lo están. ¿Quiere decir que anulamos la ley con la fe? ¡De ninguna manera! Más bien, confirmamos la ley». (Juan 15:19, 20; Romanos 1:16, 17; 3:21-31)
APLÍCALA A TU VIDA
Lee Romanos 1-3 y piensa en lo siguiente:
¿En qué sentido cada uno de nosotros ha sido apartado para el Evangelio?
¿Qué significa esto hoy para nuestra experiencia individual?
¿En qué aspectos de tu experiencia necesitas fortalecer tu fe?
¿Qué puedes hacer hoy mismo para que tu fe sea fortalecida?
¿Influye de alguna manera en tu vida el pensar en el día del juicio? Si Dios te preguntara:
« ¿Por qué debería permitirte que entraras al cielo?», ¿qué respuesta le darías?
¿Cómo le explicarías el verdadero significado de la fe cristiana a un incrédulo?
¿Cuáles son tus responsabilidades como cristiano?
¿Crees que es más probable que las personas se vuelvan hacia Dios por temor que por amor? Explica tu respuesta. Si tuvieras que explicar el Evangelio basándote únicamente en Romanos 1-3, ¿Qué dirías?
Lección de Escuela Sabática para Jóvenes. 3er. Trimestre 2022 “COMPROMISO BAJO FUEGO” Lección 4: «UNA FE RENOMBRADA» Colaboradores: Karla González & Gisela Barbosa