«Pero luego se reunieron en Betel y estuvieron en presencia de Dios hasta el anochecer, llorando y quejándose». Jueces 21: 2
El presidente de los Estados Unidos lo hace, el primer ministro de Israel lo hace, el presidente del pueblo Palestino lo hace y la reina de Inglaterra también. Los judíos lo hacen, los musulmanes mucho más, los hindúes lo hacen y también los budistas. Los paganos lo hacen, los impíos lo hacen, los cristianos lo hacemos, todos lo hacemos. A pesar de ello, pocos están seguros de que funciona y muy pocos creen que es necesaria. ¿Qué es? Nada más y nada menos que la oración.
La oración es el primer producto de la religión, es un ritual y una práctica común de casi todas las religiones, pero también es la práctica más elusiva y quizás la más mal interpretada. Se estima que la mayoría de los cristianos experimenta insatisfacción con su vida de oración. En el pasaje de hoy, los israelitas tenían un grave problema entre manos. Una de las tribus, en este caso la de Benjamín, estaba al borde de la extinción. Frente a este gran desafío, el pueblo se presentó ante el Señor en oración y llanto, y eso les permitió encontrar una salida al problema.
Hoy, tú y yo enfrentamos toda clase de problemas, ¿crees que podemos hacer lo mismo que los israelitas de antaño? Recuerdo que en una ocasión estábamos en los Estados Unidos y fuimos a comprar leche en una máquina dispensadora. Le colocamos la moneda y esperamos. La máquina hizo unos sonidos extraños, encendió un montón de luces, pero no nos dio la leche y se quedó con la moneda. Al día siguiente, cuando necesitamos comprar leche nuevamente, preferimos caminar una mayor distancia para ir a otra máquina. Nunca más volvimos a meterle una moneda a aquella máquina. Esa misma actitud es la de muchos hacia la oración. Metemos una moneda de peticiones en la máquina de la oración. Si no hay respuesta, sencillamente no volvemos a orar. Haciendo alusión a esta actitud, Elena G. de White menciona:
«Pregunté al ángel por qué no había más fe y poder en el pueblo de Dios. Me respondió: “Ustedes sueltan demasiado pronto el brazo del Señor. Asedien el trono con peticiones, y persistan en ellas con firme fe. Las promesas son seguras, crean que van a recibir lo que piden y lo recibirán”» (Primeros escritos, p. 104). John Wesley dijo: «Dios no hace nada si no es en respuesta a una oración». Así que hoy @Dios te dice:
«¿Necesitas respuestas? Insiste y persiste en la oración y nunca desistas».
Tomado de: Lecturas Devocionales para Jóvenes 2022 «UN MENSAJE DE @ DIOS PARA TI» Por: « EDGAR REDONDO RAMÍREZ » Colaboradores: Joaquín Maldonado & Ulice Rodríguez