« ¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él. Queridos hermanos, ahora somos hijos de Dios, pero todavía no se ha manifestado lo que habremos de ser. Sabemos, sin embargo, que cuando Cristo venga seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es. Todo el que tiene esta esperanza en Cristo, se purifica a sí mismo, así como él es puro» (1 Juan 3: 1-3, NVI)
APLÍCALA A TU VIDA
El Texto clave de esta semana expresa una de las verdades más poderosas de todas las Escrituras. Juan declara que «AHORA» somos hijos de Dios y que cada día nos asemejamos más a él. Piénsalo por un momento. ¿Qué cosas podrían impedirnos la experiencia del gozo de ser salvos; esa alegría de saber que «ahora» somos hijos de Dios?
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Lee Isaías 59: 2. El pecado quebranta nuestra intimidad con Dios y hace que nos sintamos sumamente alejados de él. ¿Nos abandona entonces Dios (1 Juan 1: 9)? Si bien Dios aún nos ama, ¿Qué peligro existe de que sigamos cometiendo pecados a sabiendas (1 Timoteo 4: 1-2)?
Lección de Escuela Sabática para Jóvenes.
2do. Trimestre 2022 “HISTORIAS DE SOBREVIVIENTES”
Lección 10: «EL PODER DEL AMOR»
Colaboradores: Karla González & Gisela Barbosa