«Echarán mano de ustedes y los perseguirán. Los entregarán a las sinagogas ya las cárceles, y por causa de mi nombre los llevarán ante reyes y gobernadores» (Lucas 21: 12, NVI).
Juana de Arco era una adolescente cuando afirmó que había recibido mensajes de Dios a través de visiones. Era solo una campesina de dieciséis años, pero estaba tan segura de sí mismo príncipe que fue a ver al heredero de Francia y le dijo que tenía un mensaje para él. Los santos y los ángeles la habían visitado, dijo, y le habían dado mensajes sobre cómo el ejército francés podría ganar contra los ingleses en la Guerra de los Cien Años.
El príncipe Carlos no sabía si creerle o no, pero finalmente le dio un pequeño ejército para que lo condujera a la batalla. Y sus predicciones se hicieron realidad. Aunque fue herida varias veces, luchó con valentía, negándose obstinadamente a retirarse con su ejército, y recuperó para los franceses muchas ciudades importantes. Finalmente, fue capturada por los ingleses y juzgada en un tribunal como hereje. A pesar de ser maltratada por la Iglesia imperante en aquellos días, se mantuvo firme en su creencia de que Dios había hablado por medio de ella.
Pero la historia no termina muy bien. El 30 de mayo de 1431, Juana de Arco fue quemada en la hoguera porque la Iglesia de Inglaterra dijo que era una hereje. En aquella época, un hereje era alguien que creía o enseñaba ideas Religiosas diferentes a las que la Iglesia oficial decía que eran correctas.
Juana de Arco fue una heroína increíble de la historia medieval. Hoy en día los psicólogos piensan que probablemente era esquizofrénica porque oía voces. Algunos teólogos sugieren que simplemente lograron su experiencia religiosa para ganar fama. Una cosa es segura: Dios no envía a fantasmas de muertos para que nos visiten y nos den consejos. Los muertos estan muertos, nada saben, nada hacen.
Jesús también fue martirizado por ser considerado un hereje. Él también fue tratado mal, y finalmente fue crucificado. Murió por ti y por mí y por todos los que lo aman, para que podamos vivir para siempre con él. ¿Por qué no lo aceptas hoy de nuevo como tu Salvador?