Al final del capítulo 4, Santiago acaba de terminar de establecer la importancia de depender de Dios, incluso en nuestros planes de negocios, un aspecto aparentemente no espiritual de la vida. Santiago recalca que el pueblo de Dios no debe olvidar a Dios ni siquiera en esto.
Otra forma en que los seres humanos a veces nos desviamos de Dios es dependiendo de la seguridad que nos hemos forjado con nuestras propias manos, y una fuente común de esa «seguridad» es la riqueza. De muchas maneras, el mundo te hace pensar que la riqueza es la mejor salvaguarda que existe. Tal vez sea la mejor salvaguarda mundanal, pero sigue siendo patéticamente fallida en comparación con la verdadera seguridad. El mismo Santiago lo dice claramente: las riquezas se pudren, el oro y la plata se enmohecen y las polillas pueden comerse la ropa hermosa (ver Sant. 5: 2, 3). Todas esas cosas en las que el mundo pone su confianza siempre serán deficientes y decepcionantes.
Es fácil pasar por alto pasajes como este, especialmente si no somos ricos. Sin embargo, lo interesante del dinero es que puede sacar a relucir nuestro carácter incluso con pequeñas cantidades. Se establecen y revelan patrones con las oportunidades más pequeñas (ver Mat. 25: 14-30). Junto a los ricos, las personas de todos los niveles económicos deben hacerse dos preguntas importantes:
¿De dónde están obteniendo sus riquezas? ¿Provienen del trabajo duro y honesto o de defraudar a otros? ¿Están ganando de una manera sabia o movidos por la avaricia?
¿Qué están haciendo con el dinero que tienen (sea mucho o poco)? ¿Lo están usando como una oportunidad para amar, servir y bendecir a los demás? ¿O lo están usando para inflar su propio ego, aprovechando la oportunidad para ejercer su influencia de una manera dañina?
Todas estas preguntas se pueden resumir en una: ¿Qué revela tu dinero sobre tu carácter?
Más allá de cómo afecta a los demás, las ganancias acumuladas y mal habidas perjudican también al que las posee. Revelan una confianza malsana en las riquezas, tal vez por seguridad, pero también por felicidad. ¿Cuándo lo suficiente es suficiente? Los ricos que se describen en este pasaje están reteniendo los salarios de las personas que trabajan en sus campos. ¿No les es suficiente lo que tienen? Han usado su influencia (probablemente también por medio de sobornos) para condenar y matar a los justos. ¿No les es suficiente lo que tienen? Continúan acumulando tesoros en los últimos días, cuando están rodeados de oportunidades para amar a los demás. ¿No les es suficiente lo que tienen? El problema aquí no tiene que ver con la posesión de riqueza, sino con cómo la riqueza daña al que la posee y a quienes se encuentran en su esfera de influencia. Revela un patrón de codicia, una mentalidad de escasez y una desconfianza en Aquel que da todos los dones. El dinero, al igual que otros dones, es simplemente otra oportunidad para revelar el carácter de quien lo posee.
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¿Has visto algún ejemplo en el que las finanzas revelan el carácter de alguien?
Lección de Escuela Sabática Para Jóvenes Universitarios 2022. 2do. trimestre 2022 INVERSO Lección 10 «LOS MALES DE LAS RIQUEZAS» Colaboradores: Estrellita Hernandez y Mayra Cota