Lección E. Sabática Universitarios 2022 Para el: 22 mayo
Tras dejar claro el gran poder que tiene la lengua (cap. 3), Santiago explora más a fondo las consecuencias que tiene el uso inadecuado de ella. Hablar mal de un hermano equivale a juzgar a ese hermano, lo cual es una tarea que Dios no les dio a sus hijos. La palabra griega traducida aquí como «hablar mal» denota una calumnia, que es «el pecado de quienes se reúnen en las esquinas y en pequeños grupos y transmiten información confidencial que destruye el buen nombre de quienes no están allí para defenderse» (William Barclay, The Letters of Santiago and Peter, The New Daily Study Bible, p. 128). Este no es un buen uso de las habilidades que Dios nos confió.
Sin embargo, hay una consecuencia mayor. La persona que así habla no solo está juzgando a su hermano, sino que está hablando mal de la ley y juzgándola. Jesús ya dejó claro que sus seguidores no deben juzgarse unos a otros (ver Mat. 7: 1-5). Además, hablar mal tampoco es amar al prójimo como a uno mismo, que es una parte clave del resumen toda la ley (ver Mat. 22: 38-40). A veces, podemos caer en la tentación de pensar que la ley no se aplica a nosotros porque la estamos infringiendo por una «buena» razón. Si hacemos esto, nos estamos colocando por encima de la ley, juzgándola como injusta, irrazonable o no digna de cumplirse completamente. Esto cambia la relación que tenemos con la ley: pasamos de ser cumplidores de la ley a jueces de la ley, que no es el papel que Dios le dio a la humanidad.
Dios es el único que puede dar la ley y juzgar a las personas, porque él es el único que tiene el derecho de hacerlo (como Creador y como Redentor) y es el único que lo hace correctamente. «¿Quién eres para juzgar a tu prójimo?» pregunta Santiago, apelando a la falta de credenciales de los seguidores de Dios para realizar tal acción.
Santiago concluye esta sección dando una definición más amplia del pecado: «El que sabe hacer el bien y no lo hace, comete pecado» (Sant. 4: 17). No hacer algo puede ser tan pecaminoso como hacer algo. El sacerdote y el levita pecaron por no ayudar al hombre que estaba en el camino (ver Luc. 10: 25-37). Fíjate que «saber» es un concepto clave aquí: «El que sabe hacer el bien». Jesús también insinuó este tema en sus parábolas, como en la del siervo infiel que fue castigado con mayor severidad porque sabía cuál era la voluntad de su amo (ver Luc. 12: 47). Saber más conlleva una mayor responsabilidad y consecuencias más graves. Simultáneamente, saber más nos da un mayor potencial para bendecir a otros y tener una intimidad más estrecha con Dios. A medida que sus hijos permiten que el Espíritu Santo les enseñe, Dios también los guía en lo que ya ha revelado, y los impulsa a hacer más obras de bien a medida que tienen un mayor conocimiento del bien.
1.-¿A qué parece apuntar lo que marcaste y relacionaste?
2.-¿Has juzgado la ley de alguna manera en el pasado o recientemente?
3.-¿Por qué la definición que Santiago da del pecado es revolucionaria si la comparamos con la manera en que nosotros tratamos a veces el pecado?
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Lección de Escuela Sabática Para Jóvenes Universitarios 2022.
2do. trimestre 2022 INVERSO
Lección 9 «LA IMPORTANCIA DE LO QUE QUIERES»
Colaboradores: Estrellita Hernandez y Mayra Cota
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