LA NECESIDAD DE UNA COMPRENSIÓN AMIGABLE —
Los maestros del hogar y los de la escuela deben saber comprender la obra de cada uno y simpatizar mutuamente. Deben colaborar armoniosamente, imbuidos del mismo espíritu misionero, y esforzarse juntos por beneficiar a los niños física, mental y espiritualmente, a fin de desarrollar en ellos un carácter que resista la prueba de la tentación.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos, 121.
Los padres deben recordar que se logrará mucho más por la obra de la escuela de iglesia si ellos mismos comprenden las ventajas que sus hijos obtendrán de esa escuela, y apoyan de todo corazón al maestro. Por la oración, la paciencia y la tolerancia, los padres pueden deshacer, en gran parte, el daño causado por la impaciencia e indulgencia imprudente. Cooperen en el trabajo los padres y el maestro, recordando los primeros que ellos mismos recibirán ayuda por la presencia en la comunidad de un maestro ferviente, temeroso de Dios.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos, 120.
LA DESUNIÓN PUEDE ANULAR LA BUENA INFLUENCIA—
Un espíritu de desunión, albergado en el corazón de unos pocos, se transmitirá de por sí a otros y destruirá la buena influencia que podría ejercer la escuela. A menos que los padres estén bien dispuestos y ansiosos de cooperar con el maestro para la salvación de sus hijos, no están preparados para tener establecida una escuela entre ellos.—Joyas de los Testimonios 2:461.
LA COOPERACIÓN COMIENZA EN EL HOGAR —
La cooperación debería empezar entre los padres en la vida doméstica. Comparten la responsabilidad de la educación de los niños y deberían esforzarse constantemente por actuar juntos. Entréguense a Dios y pídanle ayuda para sostenerse mutuamente. Enseñen a sus hijos a ser fieles a Dios, fieles a los principios, y así fieles a sí mismos y a todos aquellos con quienes se relacionan. Con semejante educación, los niños, una vez enviados a la escuela, no serán causa de disturbios o ansiedad. Serán un sostén para sus maestros y un ejemplo y estímulo para sus condiscípulos.—La Educación, 275.
Los hijos llevarán consigo dentro de las aulas la influencia de vuestra enseñanza. Cuando los padres y los maestros piadosos, trabajan en armonía, los corazones de los niños se preparan para tomar un profundo interés en la obra de Dios en la iglesia. Los dones cultivados en el hogar serán llevados a la iglesia y Dios será glorificado.— Carta 29, 1902.
Si los padres están tan absortos en los negocios y placeres de esta vida que descuidan la disciplina apropiada de sus hijos, la obra del maestro no solamente se hace muy dura y penosa, sino que a menudo es completamente infructuosa.—The Review and Herald, 13 de junio de 1882.
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CONDUCCIÓN DEL NIÑO
SECCIÓN #12 *El Desarrollo De Las Facultades Mentales*
Capítulo 54: “ MAESTROS Y PADRES EN SOCIEDAD ”
Por: Elena G De White
Colaboradores: América Lara & Adriana Jiménez