LOS MALES DE UN ESTUDIO CONSTANTE QUE DURE TODO EL AÑO —
Muchos padres mantienen a sus hijos en la escuela casi todo el año. Estos niños se someten mecánicamente a la rutina del estudio, pero no retienen lo que aprenden. Muchos de estos estudiantes constantes parecen casi desprovistos de vida intelectual. La monotonía del estudio continuo cansa la mente, y ellos se interesan poco en sus lecciones; y para muchos llega a ser penosa la aplicación a los libros.
No tienen amor íntimo por la reflexión, ni ambición por adquirir conocimiento No estimulan en sí mismos hábitos de reflexión e investigación. . . . Son pocos los que razonan detenidamente y piensan con lógica, porque falsas influencias han detenido el desarrollo del intelecto. La suposición que hacen padres y maestros de que el estudio continuo fortalece el intelecto, es errónea; porque en muchos casos ha tenido el efecto opuesto.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos, 83.
LA CENSURA CON FRECUENCIA SÓLO PERTENECE A LOS PADRES —
Pero no debe exigirse que los maestros hagan la parte de los padres. Muchos padres han manifestado una terrible negligencia en su deber. Como Eli, no ejercen la debida restricción; y luego mandan sus hijos indisciplinados al colegio, para recibir la preparación que ellos debieran haberles dado en la casa.
Los maestros tienen una tarea que pocos aprecian. Si logran reformar a estos jóvenes díscolos, reciben poco crédito. Si éstos prefieren la sociedad de los dispuestos al mal y van de mal en peor, entonces se censura a los maestros y se acusa a la escuela. En muchos casos, la censura tocaría en justicia a los padres. Ellos tuvieron la primera y más favorable oportunidad de controlar y educar a sus hijos, cuando su espíritu era susceptible de enseñanza, y su mente y corazón podían recibir fácilmente las impresiones. Pero por pereza dejan los padres que sus hijos sigan su voluntad propia hasta endurecerse en la mala conducta.—Consejos para los Maestros Padres y Alumnos, 72, 73.
LOS PADRES HAN DE SOSTENER LA AUTORIDAD DE LOS DOCENTES —
Una de las mayores dificultades a las cuales deben hacer frente los maestros es el fracaso de parte de los padres de cooperar en la administración de la disciplina del colegio. Si los padres lealmente sostuvieran la autoridad de los profesores, se evitarían muchas insubordinaciones, faltas y desenfrenos. Los padres debieran requerir que sus hijos respeten y obedezcan la debida autoridad. Debieran trabajar con cuidado incansable y diligencia para instruir, guiar y reprimir a sus hijos hasta que se establezcan firmemente hábitos correctos. Con una educación tal, los jóvenes estarían sometidos a las instituciones de la sociedad y a las restricciones generales de la obligación moral.—Testimonies for the Church 5:89.
No incumbe a los hijos juzgar si la disciplina del colegio es razonable o no. Si los padres tienen suficiente confianza en los profesores y en el sistema de educación adoptado en el colegio al enviar allí a sus hijos, muestren ser sensatos y tener fibra moral al sostener a los docentes en la aplicación de la disciplina. . . .
Los padres prudentes sentirán que deben estar agradecidos porque hay colegios donde no se tolera ninguna forma de indisciplina y donde sus hijos serán preparados para obedecer antes que para la complacencia propia y donde se ejercerán buenas influencias sobre ellos.
Hay algunos padres que a propósito envian al colegio a sus hijos echados a perder porque son incorregibles en el hogar. Sostendrán esos padres a los docentes en su obra de disciplina, o estarán listos para creer cualquier informe falso?—Manuscrito 119, 1899.
CONDUCCIÓN DEL NIÑO SECCIÓN #12 *El Desarrollo De Las Facultades Mentales* Cap 56: “LA PREPARACIÓN EN EL COLEGIO Y EN UN CURSO SUPERIOR” Por: Elena G De White Colaboradores: América Lara & Adriana Jiménez