«Como tus días tu fortaleza». Deuteronomio 33: 25, RVA
AGRADEZCO A DIOS por la seguridad de su gracia, que está al alcance de su pueblo hoy. […] La promesa no dice que hoy tendremos fuerzas para una emergencia futura, que las dificultades futuras anticipadas tendrán una visión de antemano, antes de que nos aflijan. Podemos, si andamos por fe, esperar fortaleza y provisión tan pronto como nuestras circunstancias lo exijan. Vivimos por fe, no por vista. El señor ha dispuesto que le pidamos todo aquello que necesitamos. La gracia necesaria para mañana no será dada hoy. La necesidad de los seres humanos es la oportunidad de Dios. […] Dios nunca concede su gracia para que la malgastemos, para que hagamos mal uso de ella o la pervirtamos, o para que la dejemos enmohecer por el desuso. […]
Mientras llevamos las responsabilidades diarias, en el amor y el temor de Dios, como hijos obedientes que andan en toda humildad de mente, se nos dará la fortaleza y la sabiduría de Dios para hacer frente a toda circunstancia difícil.
No seremos capaces de hacer frente a las luchas de este tiempo sin Dios. No hemos de poseer el valor y la entereza de los mártires de antaño hasta que seamos colocados en la situación en que ellos se encontraron. […] Hemos de recibir una provisión diaria de gracia para cada emergencia cotidiana. Así crecemos en gracia y en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo y, si nos sobreviene la persecución, y si debemos ser encerrados tras las murallas de la prisión por causa de la fe de Jesús y de guardar la santa ley de Dios, «como tus días tu fortaleza» (Deut. 33:25). Si retornaran los días de la persecución, habría gracia suficiente para despertar cada energía del alma y manifestar verdadero heroísmo. […]
Debemos mantenernos cada día cerca de la Fuente de nuestra fortaleza, y cuando el enemigo venga como un diluvio, el Espíritu del Señor nos elevará y levantará un estandarte contra el enemigo. La promesa de Dios es segura, nos dice que la fuerza será proporcional a nuestros días. Debemos confiar en lo futuro únicamente en la fuerza que nos es dada para las necesidades presentes. La experiencia en Dios cada día tiene mayor valor. […] No tomemos prestada la ansiedad del futuro. Hoy es cuando estamos en necesidad. […] El señor es nuestro ayudador, nuestro Dios y nuestra fortaleza en todo momento de necesidad.-Manuscrito 22, 1889.