Hombres y mujeres que han enfermado, en su relación matrimonial han pensado con frecuencia egoístamente tan solo en su propia felicidad. No han considerado seriamente la cuestión desde el punto de vista de los principios nobles y elevados y no han razonado que lo único que podían esperar de su descendencia era una energía corporal y mental disminuida, que no elevaría a la sociedad sino que la hundiría aún más.—Mensajes Selectos 2:487 (1865).
LA ENFERMEDAD PASA DE UNA GENERACIÓN A OTRA
Hombres enfermos con frecuencia han ganado los afectos de mujeres que aparentemente estaban sanas, y porque se amaban mutuamente se sentían con toda libertad de casarse […]. Si esto afectara únicamente a los que participan en el matrimonio, el pecado no sería tan grande. Pero obligan a sus hijos a sufrir a causa de las enfermedades que les transmiten. Así es como la enfermedad se ha perpetuado en una generación tras otra […]. Han dado a la sociedad una raza debilitada, y han hecho su parte para deteriorar a la humanidad al hacer que la enfermedad fuera hereditaria, con todo lo cual el sufrimiento humano se ha acrecentado.—Mensajes Selectos 2:487 (1865).
LA DIFERENCIA DE EDAD ES UN FACTOR
Otra causa de la deficiencia de la generación actual en lo que concierne a la fortaleza física y al poder moral, la constituyen los casamientos entre hombres y mujeres cuyas edades varían ampliamente […]. Los hijos de estas uniones, cuando las edades difieren ampliamente, con frecuencia han tenido mentes desequilibradas.
También su fuerza física ha sido deficiente. En semejantes familias se han manifestado rasgos de carácter alterados, peculiares y hasta penosos. [Los hijos] suelen morir prematuramente, y los que llegan a la madurez, en muchos casos son deficientes en su fuerza física, en su poder mental y en su dignidad moral […]. Así es como se ha arrojado al mundo una clase de seres que han sido una carga para la sociedad. Sus padres eran responsables en gran medida por el carácter desarrollado por sus hijos, el que se transmite de generación en generación.—Mensajes Selectos 2:487, 488 (1865).