LA MADRE EMBARAZADA HA DE FORMAR HÁBITOS DE ABNEGACIÓN
La madre que es una maestra adecuada para sus hijos debe, antes de que nazcan, formar hábitos de abnegación y dominio propio; porque les transmite sus propias cualidades; sus rasgos de carácter fuertes o débiles. El enemigo de las almas entiende estas cosas mejor que muchos de los padres. Él acosará a la madre con sus tentaciones, sabiendo que si ella no lo resiste, él puede, a través de ella, afectar al niño. La única esperanza de la madre está en Dios. Puede acudir a él en busca de gracia y fortaleza. Ella no buscará ayuda en vano. Él le permitirá transmitir a su descendencia cualidades que la ayudarán a obtener éxito en la vida y ganar la vida eterna.—Consejos sobre el Régimen Alimenticio, 257.
LA BASE DE UN CARÁCTER CORRECTO
La base de un carácter correcto en el hombre futuro queda afirmada por hábitos de estricta temperancia de parte de la madre antes de que nazca el niño […]. Esta lección no debe considerarse con indiferencia.—El hogar adventista, 233 (1894).
LA RAZA GIME BAJO EL PESO DE LAS MISERIAS ACUMULADAS
La raza gime bajo el peso de las miserias acumuladas por causa de los pecados de las generaciones anteriores. Sin embargo, casi sin dedicarle un pensamiento o preocupación, los hombres y las mujeres de la generación presente complacen la intemperancia por medio del exceso en el comer y de la ebriedad, con lo cual dejan, como un legado para la siguiente generación, enfermedad, intelectos debilitados y una moralidad contaminada.—Testimonies for the Church 4:31 (1876).