Lección E. Sabática Universitarios 2021 Para el: 18 agosto
Lo que Dios nos pide excede nuestras limitadas capacidades humanas. Esto debería ponernos de rodillas, en humilde súplica ante el omnipotente Creador y Redentor, para que sea él quien cumpla su ley en nosotros. Pero a menudo preferimos disminuir los estãndares que Dios estableciô en su Palabra, para nivelarlos con nuestros humildes logros humanos. En lugar de buscar en las Escrituras las instrucciones para saber vivir las sustituimos y tomamos como norma nuestras inclinaciones naturales o lo que observamos en la naturaleza. Al hacer esto, como cristianos, estamos aceptando una forma de piedad, pero negando completamente su poder para transformarnos y hacernos semejantes a Dios. ÉI no solo desea que actuemos como cristianos, sino que seamos como Cristo.
AI declarar su intenciõn de crear a la humanidad, Dios dejó en claro que sería hecha a su imagen. La humanidad fue creada para reflejar a Dios, en su masculinidad y feminidad. Un hombre solo no sería suficiente; tampoco una mujer sola. Dos hombres o dos mujeres no encajarían bien. Para llevar plenamente la imagen de Dios, la humanidad tema que existir como hombre y mujer.
La existencia de la atracción entre personas del mismo sexo es el resultado de nuestra naturaleza caída por el pecado; no es el único resultado, por supuesto, ni tampoco el peor, como algunos insisten en decir, Sin embargo, la relación sexual de hombre con hombre y de mujer con mujer estã inequívocamente condenada en tas Escrituras y es uno de los pocos pecados etiquetados como abominación» (Lev. 18: 22; 10:13). También es uno de los muchos pecados que excluyen a la gente de heredar el reino de Dios (1 Cor. 6: 9-11).
Los ciudadanos del reino de Dios no se identifican en términos de orientaciõn sexual, nacionalidad, pasadas conductas o en ninguna categoría impuesta. Como dice Pablo, «esto érais algunos de vosotros, pero ya habéis sido lavados» 1 Cor. 6: 11, RV95). Sucumbir a la tentaciõn de la atracción por alguien del mismo sexo resulta en pecado (Sant. 1:14-16), por lo que toda persona que busque la justicia de Cristo debe apartar la mirada de estas tendencias e intentar descubrir lo que Dios tiene en mente para él, ya sea la soltera (Lección 3) o el matrimonio dentro de los parâmetros establecidos en la Creaciõn (Mat. 19′ 4-6).
Algunos postulan que Dios solo está interesado en los atributos conceptuales intactos de una relaciõn sexual. Pero no se trata solo de la calidad de la relación, en términos de compromiso, deber afecto y amor. Existe el requisito estructural de la diferencia, es decir del género, que Dios introdujo formalmente cuando creó la sexualidad. En un sentido amplio, el carácter de Dios se revela de dos maneras diferentes, a través de la masculinidad y la feminidad, no por medio de un solo género.
El matrimonio y la sexualidad sirven como modelos para que la humanidad comprenda lo divino. Al comprender un género, se crea automáticamente la necesidad de comprender el otro. Esta es la revelación más clara de la necesidad del otro, cuando el yo se percata de que está incompleto y cuando descubre la incompetencia de cada género por sí solo. Este concepto acaba automáticamente con la misoginia, la misandria, el odio a los géneros y cualquier otra forma de abuso de género. Todos somos incompletos, parciales y carecemos de algo. Esta carencia puede ser entendida (pero no satisfecha) por el otro. La plenitud sólo se logra cuando Cristo mora en nosotros. Aprender cómo es la otra mitad, cómo vive, piensa y funciona, forma parte del proceso de la santificación, y de vivir la negación del yo.
Como ya se mencionó, la Biblia presenta los atributos de cada género, tanto los del hombre como los de la mujer, como un reflejo de Dios. fin embargo, estos atributos no necesariamente se manifiestan en cada individuo particular, sea hombre o mujer. Un hombre puede estar lejos del ideal de líder /sirviente, y una mujer puede descubrir que no se parece a la descripción de Proverbios 31. Esto podría ser de desánimo para algunos. Por otra parte, quienes experimentan atracción hacia personas del mismo sexo sabiendo cuá( es el ideal de Dios para la sexualidad marital, ven además su situación agravada por el estigma social.
Aunque la práctica de la homosexualidad es bíblicamente inaceptable, la iglesia no siempre ha dado respuestas adecuadas a quienes sufren por esta situación. El pueblo de Dios no ha sido I(amado a despreciar a los que se sienten atraídos hacia personas del mismo sexo, sino a recibirlos y a animarlos a vivir un estilo de vida cristiano moralmente puro (tat como debiéramos hacer con cualquiera que sufre una tendencia desordenada al pecado). Todos somos pecadores que necesitan al Salvador y, a través del diálogo, la amabilidad, la mansedumbre, ta tolerancia y la paciencia podemos comunicar el evangelio de la esperanza y permitir que el Espíritu Santo cambie ese corazón. Las iglesias que entienden y adoptan este equilibrio aprovechan la oportunidad de ministrar a aquellos que tienen este tipo de luchas. Debemos vivir el ejemplo de Cristo, recibiendo a los pecadores y desafiando las actitudes no cristianas que muchos miembros muestran hacia los sexualmente desviados.
El ideal de Dios para su pueblo es más alto de lo que el pensamiento humano más elevado puede alcanzar. Todos estamos en el mismo barco; no podemos alcanzar el estándar de Dios para los ciudadanos de su reino.
¡Precisamente por eso necesitamos a Jesús!
Nunca ha sido su intención que hagamos su voluntad con nuestras propias fuerzas, antes por el contrario, su fuerza se perfecciona en nuestra debilidad. Por su fuerza, podemos ser representantes de una sociedad de orden superior, incluso mientras estemos aquí en la tierra. ¿Permitiremos que jesús nos transforme en hombres y mujeres que reflejemos su imagen en este mundo enfermo de pecado? ¿Seremos una fuente de esperanza para otros, mientras ellos aprenden a conocer de cerca a jesús?
Reflexiona de nuevo en Génesis 1: 26-28 y trata de identificar a Jesús en el texto.
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Lección de Escuela Sabática Para Jóvenes Universitarios 2021.
3rd. trimestre 2021 “LOS PRINCIPIOS BÍBLICOS DE LA SEXUALIDAD”
Lección 08«El sexo en el matrimonio: las diferencias»
Colaboradores: Israel Esparza & Mayra Cota
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