Notas de Ellen G. White 2021 Para el: 03 agosto
Los rabinos entendieron que la parábola de Cristo se aplicaba a los publícanos y pecadores; pero también tiene un significado más amplio. Cristo representa con la oveja perdida no solo al pecador individual, sino también al mundo que ha apostatado y ha sido arruinado por el pecado. Este mundo no es sino un átomo en los vastos dominios que Dios preside. Sin embargo, este pequeño mundo caído, la única oveja perdida, es más precioso a su vista que los noventa y nueve que no se descarriaron del aprisco. Cristo, el amado Comandante de las cortes celestiales, descendió de su elevado estado, puso a un lado la gloria que tenía con el Padre, a fin de salvar al único mundo perdido. Para esto dejó allá arriba los mundos que no habían pecado, los noventa y nueve que le amaban, y vino a esta tierra, para ser «herido… por nuestras rebeliones» y «molido por nuestros pecados». Isaías 53:5. Dios se dio a sí mismo en su Hijo para poder tener el gozo de recobrar la oveja que se había perdido.
«Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios». I Juan 3:1 (Palabras de vida del gran Maestro,, p. 149).
Cristo y él crucificado debiera llegar a ser el tema de nuestros pensamientos, debiera despertar las más profundas emociones de nuestra alma. Los verdaderos seguidores de Cristo apreciarán la gran salvación que él logró para ellos; y dondequiera que él los guíe, ellos lo seguirán. Lo considerarán un privilegio llevar cualquier carga que Cristo pueda colocar sobre ellos. Es solo por medio de la cruz como podemos estimar el valor del alma humana. Es tan grande el valor de los hombres por quienes Cristo murió que el Padre está satisfecho con el precio infinito que él paga por la salvación del hombre al entregar a su propio Hijo para morir por su redención. ¡Qué sabiduría, qué misericordia y qué amor en su plenitud se manifiestan aquí! El valor del hombre se comprende solo al ir al Calvario. En el misterio de la cruz de Cristo podemos estimar el valor del hombre (Testimonios para la iglesia, t. 2, pp. 560, 561).
Dios es una ayuda que siempre está presente en el momento de necesidad. Conoce perfectamente los pensamientos más secretos de nuestros corazones, y todas las intenciones y los propósitos de nuestras almas. Cuando estamos en perplejidad, aun antes de que le presentemos nuestras dificultades, él dispone las cosas para nuestra liberación. Nuestra tristeza no pasa inadvertida. Él siempre conoce mucho mejor que nosotros lo que es necesario para el bien de sus hijos, y nos conduce como nosotros elegiríamos ser guiados si pudiéramos discernir nuestros propios corazones y ver nuestras necesidades y peligros tal como Dios las ve. Pero los seres finitos pocas veces se conocen a sí mismos. No conocen sus propias flaquezas… Dios los conoce mejor de lo que ellos se conocen, y él sabe cómo guiarlos (Nuestra elevada vocación, p. 318).
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Notas de Ellen G. White para la Escuela Sabática 2021.
3rd Trimestre 2021 DESCANSO EN CRISTO«
Lección 6: «“COMO HALLAR DESCANSO EN LOS LAZOS FAMILIARES”»
Colaboradores: Misael Morillo & Meri Aviña
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