Lección Jardín 2021 Para el: 17 julio
Versículo para memorizar: “Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:20, NVI).
Mensaje:
Dios escucha nuestras oraciones.
REFERENCIAS: ESTER 8:1-17; PROFETAS Y REYES, CAP. 49, PP. 403-405.
¿Oras con tu familia en tu casa? La reina Ester oró con sus sirvientes en el palacio. Muchas otras personas estaban orando por ella también.
Ester, la pequeña judía huérfana quien vivió en un país extranjero, nació para ser reina. Mardoqueo le había enseñado a amar y honrar a Dios, pero también le había dicho que no contara a nadie que ella era judía. Mardoqueo no quería que el rey cambiara su actitud hacia Ester.
Como Mardoqueo trabajaba en el palacio, él podía mandar a Ester mensajes y consejos. Ester siempre lo escuchaba de buen agrado.
Un día, cuando Ester llevaba casi cinco años siendo reina, recibió un mensaje importante de Mardoqueo. El ayudante más importante del rey, Amán, había engañado al rey para que redactara una terrible nueva ley. Esta ley decía que en cierta fecha el pueblo de Persia podía herir a todo el pueblo judío y tomar todas sus pertenencias.
“Debes decir al rey que tú eres judía y pedirle que salve la vida de todo tu pueblo”. Ester mandó un mensaje de regreso a Mardoqueo
“Tengo miedo. El rey no ha pedido verme hace más de un mes, y no se me permite ir a verlo”.
A ninguno, ni aun a la reina, se le permitía entrar en la corte del rey sin haber sido invitado. Cualquiera que lo hiciera podía morir, a menos que el rey extendiera su cetro real [señale el cetro].
“No pienses que tú escaparás porque vives en la casa del rey. Es posible que Dios te haya hecho reina solo para que ayudes a tu pueblo”. Fue el nuevo mensaje de Mardoqueo.
Ester tomó una decisión. Envió otro mensaje a Mardoqueo:
“Reúne a todos los judíos de la ciudad. Durante tres días no coman nada. Dediquen todo su tiempo a orar. Mis sirvientes y yo haremos lo mismo. Al tercer día iré y veré al rey, y si muero, que muera”.
Al tercer día, Ester hizo la última oración y se puso sus ropas reales. ¿Estaría feliz el rey de verla? ¿Le extendería su cetro real? Valientemente caminó y entró en la corte del rey.
El rey levantó la vista. ¿Quién se atrevía a venir ante él sin una invitación? ¡Era Ester! El rey sonrió y extendió su cetro de oro.
—¿Qué pasa, reina Ester? —preguntó—. Aun hasta la mitad de mi reino te será dado.
Ester se acercó y tocó la punta del cetro. Entonces invitó al rey a una comida especial. En esa comida ella le dijo al rey que era judía. Y le pidió que cambiara la terrible ley que la dañaría a ella y a su pueblo.
El rey comprendió que había sido engañado para que promulgara esa terrible ley. Pero la ley no podía ser cambiada. Así que escribió una nueva ley que decía que los judíos podían protegerse. Cuando llegó el día, nadie trató de dañarlos.
El pueblo judío había sido salvado por las oraciones y la valentía de Ester. Dios había escuchado sus oraciones. Dios también escucha tus oraciones hoy. A él le gusta escuchar a su pueblo cuando se reúne para orar.
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Lección de Escuela Sabática para Jardín de Infantes.
3rd Trimestre 2021 1re mes Comunidad
Lección 4: «ESTER SALVA A SU PUEBLO»
Colaboradores: Mary Tovar & Sebastian Rondon & Antonio Arellana
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