La religión de Cristo significa más que el perdón del pecado; significa la extirpación de nuestros pecados y el henchimiento del vacío con las gracias del Espíritu Santo. Significa iluminación divina, regocijo en Dios. Significa un corazón despojado del yo y bendecido con la presencia permanente de Cristo. Cuando Cristo reina en el alma, hay pureza, libertad del pecado. Se cumple en la vida la gloria, la plenitud, la totalidad del plan evangélico. La aceptación del Salvador produce un resplandor de perfecta paz, y amor perfecto, de perfecta seguridad. La belleza y fragancia del carácter de Cristo, reveladas en la vida, testifican de que Dios ha enviado ciertamente a su Hijo al mundo, para ser su Salvador.
Cristo no pide que sus seguidores luchen por brillar. Él dice: Dejad que brille vuestra luz. Si habéis recibido la gracia de Dios, la luz está en vosotros. Quitad los impedimentos, y la gloria del Señor se revelará. La luz brillará, para penetrar y disipar las tinieblas. No podéis dejar de brillar en vuestra esfera de influencia (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 345, 346).
El Señor en su compasión está tratando de alumbrar el entendimiento de los que ahora andan a tientas en la oscuridad del error. Está demorando sus juicios sobre un mundo impenitente para que sus portaluces puedan buscar y salvar lo que se había perdido. Él exhorta a su iglesia en la tierra a despertar del letargo en que Satanás ha tratado de sumirla, y cumplir la obra que el cielo le ha señalado de iluminar al mundo. Su mensaje a su iglesia en este tiempo es: “Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti”. Para estar a la altura de las condiciones existentes en el tiempo cuando las tinieblas cubren la tierra y la oscuridad las naciones, la iglesia de Dios ha sido comisionada para cooperar con Dios en esparcir la luz de la verdad bíblica. A los que tratan de hacer fielmente su parte como portadores de la preciosa luz se les da esta seguridad: “Más sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria. Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento”.
El mundo hoy tiene una clamorosa necesidad de una revelación de Cristo Jesús en la persona de sus santos. Dios desea que sus hijos estén ante el mundo como pueblo santo. ¿Por qué? Porque hay un mundo que salvar por medio de la luz de la verdad evangélica; y a medida que el mensaje de verdad que ha de llamar a los hombres de las tinieblas a la luz maravillosa de Dios sea dado por la iglesia, la vida de sus miembros, santificada por el Espíritu de verdad, ha de ser un testimonio de la veracidad del mensaje proclamado (Testimonios para los ministros, p. 458).
Notas de Ellen G. White para la Escuela Sabática 2020.
1re. Trimestre 2021 ISAÍAS: «CONSOLAOS, PUEBLO MÍO«
Lección 12: «“EL DESEADO DE TODAS LAS GENTES”»
Colaboradores: Esther Jiménez & Meri Ruiz