“Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17).
¿Dónde se consigue la fe? ¿Cómo se fortalece la fe? Pablo dice a los romanos que la fe viene por oír la Palabra; es decir, por leer, meditar, aprender y aplicar lo que dice la Biblia a nuestra vida. En tanto eso ocurre, fortalecemos la fe.
El Pr. Adolfo Suárez recomienda estos pasos para meditar y espaciarnos en la Palabra:
1-Estudiar la Palabra: Debemos usar y ejercitar el intelecto y la memoria, a fin de alcanzar la comprensión de la Palabra de Dios.
2-Reflexionar sobre la Palabra: Debemos pensar con seriedad, a fin de obtener prudencia y juicio. Reflexionar es inclinarse con calma frente a las orientaciones divinas, con el propósito de aplicarlas a nuestra vida diaria.
3-Hablar de la Palabra: Al estudiar la Biblia y reflexionaren sus enseñanzas, se nos impulsa a guardar en nuestra memoria sus pasajes y sus capítulos. El proceso indicado en Deuteronomio 6:7, por el que se nos insta a hablar, conversar y declarar la Palabra, facilita el memorizar porciones bíblicas.
4-Pensar a partir de la Palabra. El resultado final de este proceso es que la Palabra se vuelve una guía de nuestros pensamientos; es decir, una referencia. Nuestro modo de pensar pasa a construirse a partir de aquello que leemos de la Escritura, y luego nuestros pensamientos impactan nuestras acciones.
Este tipo de estudio, meditación, reflexión sobre la Biblia no solo cultiva nuestro intelecto, sino además imparte, fortalece y aumenta nuestra fe, constituyéndose en el gran agente de Dios para la transformación del carácter.
«Si se la estudia y obedece, la Palabra de Dios obra en el corazón, subyugando todo atributo no santificado. El Espíritu Santo viene a convencer del pecado, y la fe que nace en el corazón obra por amor a Cristo, y nos conforma en cuerpo, alma y espíritu a su propia imagen. Entonces Dios puede usarnos para hacer su voluntad. El poder que se nos da obra desde adentro hacia afuera, induciéndonos a comunicar a otros la verdad que nos ha sido transmitida”, sostuvo Elena de White en la página 7 de El discurso maestro de Jesucristo.
Roberto es no vidente. Él leyó la Biblia por medio del sistema Braille y medios auditivos 48 veces. ¿Y nosotros? ¿Podemos renovar o iniciar nuevos y mejores hábitos de estudio y reflexión? ¿Estamos leyendo, asimilando, integrando de esta manera el mensaje de Dios a nuestra vida?
La Biblia es como un paracaídas: sino la abrimos, no sirve. Abre, oye, medita, aplica y comparte. Seamos reavivados por su Palabra, porque la fe viene y se hace fuerte por oír y seguir la Palabra.