Históricamente la religión ha estado profundamente incorporada en la vida civil. La religión se ha usado como una herramienta para facilitar la unidad en las naciones. Por ejemplo, después del bombardeo de Pearl Harbor, los Estados Unidos se vieron inclinados a participar en la Segunda Guerra Mundial. Durante ese tiempo, se popularizó la canción «Alaba al Señor y pásame la munición». Esta canción es más que una expresión de devoción a Jesús: es una expresión de la religión popular estadounidense que sirvió para el propósito de unificar. En la Guerra Civil Inglesa, Oliver Cromwell dijo a sus tropas: «Confía en Dios y mantén tu pólvora seca». Esto transmitía de forma similar los sentimientos de la religión mayoritaria en Inglaterra.
La religión tuvo un papel unificador en la antigua Roma. Los romanos creían que la correcta realización de los rituales de sacrificio y de culto aseguraban la paz con los dioses y el éxito y la prosperidad del Imperio. A todos los miembros de la sociedad se les requería comprometerse en estos rituales. Los rituales incluían la adoración a los dioses romanos y al emperador.
La única forma de evitar el culto romano era que a una religión se le concediera un estatus legal. El judaísmo era considerado una religión legal por los romanos. Al ser parte de una religión legal, los judíos estaban exentos de participar del culto romano pagano. El cristianismo no fue considerado una religión legal hasta el 313 d. C. Eso significa que antes de esa fecha, los cristianos fueron constantemente confrontados con los requerimientos de la religión oficial de Roma. Si rechazaban participar, se les podía acusar de desagradar a los dioses y de poner a toda la sociedad en riesgo del disgusto de los dioses. Esto fue una situación difícil que los primeros cristianos tuvieron que vivir. Ellos querían ser buenos ciudadanos y cooperar hasta donde les fuera posible con el Imperio, pero no podían comprometer sus convicciones adorando dioses falsos.
Con este trasfondo histórico, Pablo insta a los cristianos romanos a «hacer lo bueno» (Rom. 13: 3). El apóstol sostiene que es difícil para las autoridades civiles perjudicar a los que obran por el bien de la sociedad. De hecho, estamos obligados a hacer el bien, y por esa razón quizás las autoridades civiles nos alaben en lugar de castigarnos (Rom. 13: 3).
El papel apropiado de las autoridades es servir a Dios como ministros de bien y juzgar a los que hacen mal (Rom. 13: 4). Viviendo vidas caracterizadas por el bien, los cristianos podemos posibilitar el recibir elogios de las autoridades civiles, incluso cuando nos neguemos a participar en la religión oficial del estado.
Regresa al texto que has copiado o parafraseado. Analízalo directamente y reflexiona sobre su contenido con el máximo detenimiento.
Encierra en un círculo las palabras, frases e ideas que se repiten.
Subraya las palabras o frases que consideras más relevantes y que te resultan más significativas.
Utiliza flechas para conectar algunas palabras y frases que se relacionan con otros conceptos similares.
¿A qué parece apuntar lo que marcaste?
Del pasaje clave, selecciona un versículo para memorizarlo.
Escríbelo varias veces con el fin de que te sea más fácil recordarlo.
¿De qué manera la religión ha sido incorporada en nuestra cultura? ¿Esto ayuda o daña el testimonio cristiano?
Lección de Escuela Sabática Para Jóvenes Universitarios 2021. 1er trimestre 2021 “Carta a los ROMANOS” Lección 11 «UNA VIDA DE AMOR« Colaboradores: Israel Esparza & Misael Morillo