El plan de salvación trazado por el Cielo es bastante amplio para abarcar todo el mundo. Dios anhela impartir el aliento de vida a la humanidad postrada. Y no permitirá que se quede chasqueado nadie que anhele sinceramente algo superior y más noble que cuanto puede ofrecer el mundo. Envía constantemente sus ángeles a aquellos que, si bien están rodeados por las circunstancias más desalentadoras, oran con fe para que algún poder superior a sí mismos se apodere de ellos y les imparta liberación y paz. De varias maneras Dios se les revelará, y los hará objeto de providencias que establecerán su confianza en Aquel que se dio a sí mismo en rescate por todos, “a fin de que pongan en Dios su confianza, y no se olviden de las obras de Dios, y guarden sus mandamientos”. Salmo 78:7…
“Bienaventurado aquel en cuya ayuda es el Dios de Jacob, cuya esperanza es en Jehová su Dios”. Salmo 146:5. “Tornaos a la fortaleza, oh presos de esperanza”. Zacarías 9:12. Para todos los de corazón sincero que viven en tierras paganas, para los que son “rectos” a la vista del Cielo, la luz “resplandeció en las tinieblas”. Salmo 112:4. Dios ha declarado: “Y guiaré los ciegos por camino que no sabían, haréis pisar por las sendas que no habían conocido; delante de ellos tornaré las tinieblas en luz, y los rodeos en llanura. Estas cosas les haré, y no los desampararé”. Isaías 42:16 (Profetas y reyes, p. 289).
Cristo se deleita en utilizar un material aparentemente sin esperanza y convertirlo en el objeto de su gracia, aquellos que Satanás ha envilecido y mediante quienes ha trabajado. Se regocija en librarlos del sufrimiento y de la ira que habrá de derramarse sobre el desobediente. A sus hijos los hace agentes en la terminación de esta obra, y en su éxito, aun en esta vida, encuentran una preciosa recompensa.
Pero, ¿qué es esto comparado con el gozo que sentirán en el gran día de la manifestación final? “Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conocemos en parte; pero entonces conoceremos como fuimos conocidos”. 1 Corintios 13:12.
El galardón de los obreros de Cristo es entrar en su gozo. El gozo que el mismo Cristo contempla con vehemente deseo, se presenta en su oración a su padre: “Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo”. Juan 17:24 (Testimonios para la iglesia, t. 6, p. 311).
Notas de Ellen G. White para la Escuela Sabática 2020.
1re. Trimestre 2021 ISAÍAS: «CONSOLAOS, PUEBLO MÍO«
Lección 13: «“EL NUEVO NACIMIENTO DEL PLANETA TIERRA”»
Colaboradores: Esther Jiménez & Meri Ruiz