Porque la ley por Moisés fue dada: mas la gracia a la verdad por Jesucristo fue hecha. Juan 1:17.
“El propósito de Dios … es salvarnos del mismo pecado. El alma corrompida y deformada habrá de limpiarse y transformarse…. Por el Evangelio, las almas degradadas y en servidumbre a Satanás, habrán de ser redimidas para participar de la libertad gloriosa de los hijos de Dios.”—El Discurso Maestro de Jesucristo, 54, 55.
“Muchos de los que pretenden creer y enseñar el Evangelio caen en un error similar. Ponen a un lado las escrituras del Antiguo Testamento, de las cuales Cristo declaró: ‘Ellas son las que dan testimonio de mí.’ Al rechazar el Antiguo Testamento, prácticamente rechazan el Nuevo; pues ambos son partes de un todo inseparable. Ningún hombre puede presentar correctamente la ley de Dios sin el Evangelio, ni el Evangelio sin la ley. La ley es el Evangelio sintetizado, y el Evangelio es la ley desarrollada. La ley es la raíz, el Evangelio su fragante flor y fruto.”—Sketches From the Life of Paul, 119.
“El que proclamó la ley desde el Sinaí, y entregó a Moisés los preceptos de la ley ritual, es el mismo que pronunció el sermón sobre el monte…. El Maestro es el mismo en las dos dispensaciones. Las demandas de Dios son las mismas. Los principios de su gobierno son los mismos. Porque todo procede de Aquel ‘en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.’”—Historia de los Patriarcas y Profetas, 390.
“El Evangelio del Nuevo Testamento, no es la norma del Antiguo Testamento rebajada para ponerla a la altura del pecador y salvarlo en sus pecados. Dios requiere la obediencia de todos sus súbditos, la completa obediencia a todos sus mandamientos.”—The S.D.A. Bible Commentary 6:1072.
Devocional Vespertino Para 2021. «La Fe por la cual vivo» «SATANÁS Y LA GRAN REBELIÓN» Por: Elena G. de White Colaboradores: Martha González & Joaquín Maldonado