Una de las promesas más maravillosas de Isaías se encuentra en Isaías 66:22. Léelo con atención. En los cielos nuevos y la Tierra Nueva, nuestra descendencia y nuestro nombre permanecerán para siempre. Nada de borrar, cortar, injertar, arrancar o eliminar de raíz. Tenemos aquí una promesa de vida eterna en un mundo nuevo: un mundo sin pecado, sin muerte, sin sufrimiento; un cielo nuevo y una Tierra Nueva; el cumplimiento final y completo de nuestra fe cristiana; la consumación de lo que Cristo ha logrado en nuestro favor en la Cruz.
¿Por qué hay lunas nuevas junto con los días de reposo en la representación de los nuevos cielos y la nueva Tierra como se presenta en Isaías 66:23, NVI?
Aunque hay varias maneras diferentes de ver este texto difícil, una aproximación es esta: Dios creó el sábado antes de que existiera el sistema de sacrificios (Gén. 2:2, 3). Así, aunque en el sistema ritual se guardaba el sábado, este no dependía de él. Por lo tanto, el día de reposo sigue sin inte rrupciones durante todo el período de restauración en la nueva Tierra. No hay indicios en la Biblia de que las lunas nuevas fueran días legítimos de adoración al margen del sistema de sacrificios. Pero quizá serán días de adoración (aunque no necesariamente días de descanso como los días de reposo semanales) en la nueva Tierra, posiblemente en relación con el ciclo mensual del árbol de la vida (Apoc. 22:2). Cualquiera que sea el significado específico de Isaías 66:23, el aspecto fundamental parece ser que el pueblo de Dios lo adorará por toda la eternidad.
¿Por qué Isaías termina con la escena negativa de los salvados contemplando los cadáveres de los rebeldes destruidos por Dios (Isa. 66:24)?
Como una advertencia gráfica para la gente de su época, Isaías resume el contraste entre los fieles sobrevivientes de la destrucción de Babilonia y los rebeldes, que serían destruidos. Este no es un tormento eterno.
Lección de Escuela Sabática Para Adultos 2021. 1er. trimestre 2021 «ISAÍAS: CONSOLAOS PUEBLO MÍO” Lección 13 «EL NUEVO NACIMIENTO DEL PLANETA TIERRA« Colaboradores: Eunice Castañón & Javier García