“Oí también algo como las voces de mucha gente, como el sonido de una cascada y de fuertes truenos. Decían: ‘¡Aleluya! Porque ha comenzado a gobernar el Señor, nuestro Dios todopoderoso’ ” (Apoc. 19:6).
Es “el arte de combinar los sonidos en el tiempo”. Así es como mi diccionario define la música, y me gusta esa definición. La música puede ser el lenguaje universal, pero seguramente tiene muchos dialectos diferentes.
A mi papá le gusta la música clásica, pero yo me desespero cuando una canción pareciera no desarrollarse después del primer minuto. Mi abuelo disfrutaba de la música country porque decía que narraban historias, pero a mi juicio, gran parte de la música country moderna es malísima. A mí me gustan las canciones con melodías y solos de guitarra agradables que atraigan como la gravedad y se balanceen como la marea. Y me gustan las letras profundas.
La música tiene un poder espiritual increíble. Creo que es bueno que la Biblia no haya incluido la partitura de ninguna de sus canciones o estaríamos tentados a pensar que esas melodías serían las únicas que agradan a Dios. Por supuesto, eso no ha impedido que una generación tras otra de cristianos crea que la música del cielo se parece curiosamente a la música de su época. Pero no creo que me sienta inmortal hasta que escuche a la multitud cantando “como el sonido de una cascada y de fuertes truenos”. Y si lo voy a cantar con gente talentosa, estaré seguro entonces de que el viejo hombre en verdad ha quedado atrás.
¿Qué canciones han influenciado tu vida espiritual? ¿Por qué?
¿Qué había en ellas que influyeron tanto en ti?
¿Qué sientes que te transmite más: la música cantada o la instrumental? ¿Por qué?
Tomado de: Lecturas Devocionales de Adolescentes 2021
“NO SE TRATA DE MÍ, SE TRATA DE TI”
Por: Tompaul Wheeler
Colaboradores: Gisela Barbosa & Antonia H