Cristo, solo Cristo y su justicia, obtendrán para nosotros un pasaporte para el cielo.—Carta 6b, 1890.
El corazón orgulloso lucha para ganar la salvación; pero tanto nuestro derecho al cielo como nuestra idoneidad para él, se hallan en justicia de Cristo.—El Deseado de Todas las Gentes, 267 (1898).
A fin de que pudiesemos llegar a ser miembros de la familia celestial, [Cristo] se hizo miembro de la familia terrenal.—El Deseado de Todas las Gentes, 593 (1898). [240]
Mejor que un título de propiedad para el palacio más noble de la tierra es un título de las mansiones que nuestro Señor ha ido a preparar. Y mejores que todas las palabras de alabanza terrenal, serán las palabras del Salvador a sus siervos fieles: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”.—Palabras de Vida del Gran Maestro, 308 (1900).