“Dios el Señor formó al hombre de la tierra misma, y sopló en su nariz y le dio vida. Así el hombre se convirtió en un ser viviente” (Gén. 2:7).
Cuerpos que cambian de forma. Intercambio de poderes. A la ciencia ficción le encanta explorar la naturaleza humana a través de situaciones absurdas. Es muy poca la ciencia que hay en la ficción.
Muchas religiones creen que el “espíritu” de una persona puede sobrevivir separado del cuerpo. Los hindúes creen que el espíritu pasa de un cuerpo a otro cuando morimos, reencarnándose hasta que arreglamos las cosas. La gente teme a los fantasmas; incluso la mayoría de los cristianos creen que cuando morimos, el alma va al cielo o al infierno. Sin embargo, la Biblia y la ciencia están de acuerdo: la mente y el cuerpo son inseparables. Si muere el cerebro o el cuerpo, dejas de existir por completo.
Aunque no he visto muchos programas de televisión donde aparezcan médiums que supuestamente “hablen” con los muertos, jamás he escuchado a ninguno decir: “Estoy hablando con tu abuelo, pero él no se acuerda de ti. La demencia senil, ya sabes…”. De alguna manera, a pesar de sus habilidades de comunicación bastante difusas (“Siento que está diciéndome algo relacionado con el color amarillo y el número siete”), estos supuestos espíritus llegan al ámbito espiritual con sus cerebros restaurados.
Muchos confunden la palabra “alma” en la Biblia, pero la Escritura es clara: no es que tenemos un alma; sino que somos un alma. La palabra hebrea traducida como “alma”, nefesh, simplemente significa “persona”, e incluso se usa para describir animales (ver Lev. 24:18, Isa. 19:10).
Nuestros recuerdos, nuestras emociones y nuestra conciencia tienen una sede física. Todo está almacenado en la red de neuronas del cerebro. Las sustancias químicas del cerebro regulan nuestras emociones, que se ven afectadas por todo tipo de estímulos, desde la comida hasta la luz, el tacto o las drogas. Las distorsiones en la composición y la química cerebral causan enfermedades mentales. Nuestro cuerpo es una creación increíblemente compleja. Cuando nuestra conciencia se ve afectada, dejamos de ser nosotros.
El adventismo hace hincapié en la conexión mente-cuerpo, lo que la convierte en una de las religiones que más se preocupa por la buena salud. Elena de White escribió: “Los nervios del cerebro que relacionan todo el organismo entre sí son el único medio por el cual el cielo puede comunicarse con el hombre, y afectan su vida más íntima” (Testimonios para la iglesia, t. 2. p. 312)
Tomado de: Lecturas Devocionales de Adolescentes 2021
“NO SE TRATA DE MÍ, SE TRATA DE TI”
Por: Tompaul Wheeler
Colaboradores: Gisela Barbosa & Antonia H