“Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos ustedes” (2 Cor. 13:14, NVI).
Fanny Crosby quedó ciega a las seis semanas de edad. Cuando tenía 6 años, comenzó a componer himnos. Se inscribió como alumna en el Instituto para ciegos a los 15 años, y a los 22 ya formaba parte del personal de ese lugar. Amaba la literatura y compuso más de ocho mil himnos, basada en la inspiración de su fe.
Uno de los himnos más populares, “En Jesucristo, mártir de paz”, fue compuesto cuando Fanny se encontraba en la casa de Phoebe Palmer Knapp, una amiga que solía componer melodías. En dicha ocasión, Phoebe comenzó a probar el piano de la casa y tocó una melodía a la que, inmediata y simultáneamente, Fanny comenzó a ponerle letra. De allí nació el himno.
Este himno se hizo inmensamente popular y formó parte del repertorio de las cruzadas de evangelismo que se hicieron durante varios años. Tocó muchos corazones que se identificaron con la alabanza que se le rendía al “Redentor, quien por nosotros quiso morir”, y a la “gracia del Salvador” a quien en el himno le pedimos que “dirija nuestro vivir”. Incluso muchos pastores titularon sus sermones con fragmentos de la letra del himno. Y es que Fanny solía escribir una poesía hermosa y relacionada con las creencias del cristianismo.
Gracias a su extensa composición musical, Fanny se hizo muy conocida y llegó a relacionarse con varios presidentes estadounidenses, y hasta llegó a influir en la vida espiritual de ellos.
No sé qué acostumbras hacer cuando te reúnes con tus amigos, o si la música forma parte de las actividades que realizas con ellos. Poco nos damos cuenta de la importancia de pasar nuestros ratos de ocio en la compañía de personas que nos acercan a Dios y que comparten nuestros pasatiempos para glorificar su nombre.
Pídele a Dios que te ayude a tener buenos amigos y a usar de forma creativa tus talentos en compañía de ellos hoy.
Averigua qué proyectos tiene la iglesia, a nivel mundial y local, para la inclusión de personas no videntes. Involúcrate en algún ministerio y busca historias de personas inspiradoras que hayan usado esta carencia como su mayor fortaleza. Están mucho más cerca de lo que te imaginas.