El orgullo de Asiria y su caída habían de servir como lección objetiva hasta el fin del tiempo. Acerca de las naciones de la tierra que hoy se levantan con arrogancia y orgullo contra él, Dios pregunta: «¿A quién te has comparado así en gloria y en grandeza entre los árboles de Edén? Pues derribado serás con los árboles de Edén en la tierra baja”. Ezequiel 31:18.
“Bueno es Jehová para fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en él confían. Mas con inundación impetuosa hará consumación” de todos aquellos que procuran exaltarse a mayor altura que el Altísimo. Nahúm 1:7, 8 (Profetas y reyes, p. 270).
El corazón más feliz es aquel en que Cristo mora como huésped. El hogar más bendecido es aquel donde la piedad es un principio dominante… En el taller donde mora la paz y la presencia celestial de Cristo, los obreros serán los más dignos de confianza, los más fieles y eficientes. Se evidenciará allí el amor y el temor de Dios.
En este mundo no hay consuelo ni felicidad sin Jesús. Reconozcámoslo como nuestro Amigo y Salvador… Él posee encantos incomparables. ¡Dios quiera que vivamos durante este breve período de prueba de tal modo que reinemos con él a través de los infinitos siglos de la eternidad! (Mi vida hoy, p. 162).
Usted tiene el privilegio de confiar en el amor de Jesús para su salvación, en la forma más plena, segura y noble; usted tiene el privilegio de decir: “Me ama, me recibe; confiaré en él porque dio su vida por mí”. Nada disipa tanto la duda como el ponerse en contacto con el carácter de Cristo. Él declara: “Y al que a mí viene no le echo fuera”, es decir, no hay ninguna posibilidad de que lo eche fuera, porque he empeñado mi palabra de que lo recibiré. Acepte la palabra de Cristo y afirme con sus labios que ya ha ganado la victoria.
¿Es fiel Jesús? ¿Quiere decir realmente lo que dice? Conteste decididamente: Sí, efectivamente. Luego, si esto ya está definido, reclame por fe toda promesa que él haya hecho, y reciba la bendición; porque el aceptar por fe sus promesas da vida al alma. Puede creer que Jesús le es fiel aunque se sienta el más débil y el más indigno de sus hijos. Y cuando usted crea, todas esas dudas tenebrosas que han surgido serán arrojadas sobre el archi engañador, que las originó. Usted puede ser una gran bendición si se atiene a lo que Dios ha dicho. Tiene que confiar en él mediante una fe viva, aunque sienta el fuerte impulso de pronunciar palabras de desconfianza (Testimonios para los ministros, p. 517).
Los tiempos de apuro y angustia que nos esperan requieren una fe capaz de soportar el cansancio, la demora y el hambre, una fe que no desmaye a pesar de las pruebas más duras. El tiempo de gracia les es concedido a todos a fin de que se preparen para aquel momento. Jacob prevaleció porque fue perseverante y resuelto. Su victoria es prueba evidente del poder de la oración importuna. Todos los que se aferren a las promesas de Dios como lo hizo él, y que sean tan sinceros como él lo fue, tendrán tan buen éxito como él… Cuando olas de indecible desesperación envuelven al suplicante, ¡cuán raro es verle atenerse con fe inquebrantable a las promesas de Dios! (El conflicto de los siglos, p. 606).