Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán. ISAÍAS 40:31
Hace un par de años conversaba con un miembro de nuestra iglesia. Me decía: «Creo que si tan solo la iglesia me diera un poco más de libertad, mi progreso sería mayor. Estoy convencido de que las normas y algunas creencias suponen una limitación; dificultan, de hecho, ir más allá de donde me encuentro». Sin duda, no es el único que piensa que ciertas doctrinas le impiden disfrutar de algunos deleites de la vida. He escuchado a algunos decir que el Manual de la Iglesia supone un obstáculo para la realización de cosas que supondrían, según su punto de vista, mayor crecimiento. Y, ¡para qué hablar de la manera en que expresan su opinión acerca de los sabios consejos de Elena G. de White! La gente a menudo teme que la entrega a Jesucristo significa una interminable lista de noes. Algunas personas son vulnerables, sobre todo, a la mentira de que Dios siempre restringirá su creatividad y su desarrollo. Temen que nunca logren alcanzar su pleno potencial si se atan a muchas restricciones religiosas.
Aunque parezca triste, la gran verdad es que ningún ser humano alcanzará su verdadero potencial si no está unido a Jesús. Lo mismo puede decirse de quienes ven en los mandamientos trabas que los privan de realizar todas las cosas que consideran divertidas. Esas personas desconocen que el gozo verdadero y duradero es el resultado de seguir a Jesús y servirlo. ¿Has observado a una corneta volar con el viento? Estoy seguro de que jamás se te ocurriría decir que la cuerda que la sostiene es una carga o que estorbe. La cuerda no está para impedir el funcionamiento de la corneta; de hecho, esta no va a volar a menos que esté asociada a la cuerda. No se puede cortar la cuerda y esperar que la corneta vuele hacia el cielo. Si se corta la cuerda, la cometa se estrellará contra el suelo poco después. La cuerda mantiene la posición de la corneta con respecto al viento, y permite usarlo para su beneficio. Sin el cordel, la corneta estaría a merced de cualquier influencia que pasara por el lugar, y, sin duda, terminaría atrapada en un árbol o destrozada contra el suelo. Cuando llega el momento de que la corneta regrese a tierra, el cordel la atrae con suavidad, evitando las ramas de los árboles.
Piensa hoy que tu entrega diaria a Jesús no es pesada, ni tampoco te quita el gozo verdadero. En su presencia hay deleite. Dios se asegura de que los vientos de la vida soplen a tu favor. Vive unido a Jesús.
Tomado de: Lecturas Devocionales Familiares 2020
«Siempre Gozosos: Experimentando el amor de Dios»
Por: Juan O Perla
Colaboradores: José Luc & Silvia García