«Secará todas las lágrimas de ellos, y ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor; porque todo lo que antes existía ha dejado de existir». Apocalipsis 21:4
-El apóstol Juan se había transformado de «Hijo del trueno» en el discípulo amado – inició el papá-. Juan y Judas son dos discípulos en los que se encuentran representados los dos grupos de personas que existen: los que aman a Jesús y lo siguen, y los que lo rechazan. Siendo el más joven de todos los discípulos, Juan fue el último en morir. Otros habían muerto sin llegar a la vejez.
-Era el discípulo que recostaba su cabeza en Jesús- comentó Mateo.-Sí, fue el discípulo a quien Jesús le encargó que cuidara de su madre – añadió Susana.
-Es correcto, niños- afirmó el papá-. Por otro lado, la vida tampoco fue fácil para el apóstol Juan. A los enemigos del mensaje de Jesús no les convenía que siguiera viviendo. Fue llevado preso ante el emperador Domiciano; se defendió de manera sencilla, lleno del Espíritu Santo, delante de los que lo acusaban. No obstante, fue sentenciado a morir en una caldera de aceite hirviendo, pero Dios lo cuidó y no murió. -¿Dios lo cuidó como al os jóvenes hebreos en el horno de fuego? – preguntó Susana.
-Sí, Dios puede librar si lo desea- afirmo e papá -, y fue lo que hizo con el apóstol Juan. Más tarde lo desterraron a Patmos, porque pensaron que lejos de la gente ya no podría hacer daño con su mensaje acerca de Jesús. Fue en esa soledad, recordando el amor de Dios en todo lo que veía, que Juan recibió la revelación del Apocalipsis. Un mensaje que termina con final feliz, por que no habrá más muerte, ni dolor, ni llanto. Un mensaje para nuestro tiempo, que esperamos se cumpla en su totalidad muy pronto.
Tu oración:
Querido Dios, ayúdame a ser fiel como lo fue el apóstol Juan.
¿Sabías que?
¿La isla de Patmos era el lugar donde llevaban a los peores criminales?
Tomado De: Lecturas Devocionales Para Menores 2020.
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Por: Noemí Gil Gálvez Colaboradores: Carlita Mariscal & Karla González.