Los jóvenes tienen el corazón lleno de amor a sí mismos. Esto se manifiesta en su deseo de ver sus rostros daguerrotipados [reproducidos] por el artista; y no se conforman con ser representados una vez, sino que posan repetidas veces para que se les saque un retrato, con la esperanza de que éste sea cada vez mejor que los anteriores y la figura aparezca en realidad más hermosa que el original. De este modo malgastan el dinero de su Señor, y ¿qué ganan?—Testimonios para la Iglesia 1:500.