Magdalena estaba siempre diciéndoles a sus amigas que Pedro le desagradaba. Según decía, ese niño hablaba muy fuerte y era muy feo. Entonces, acordaron que Magdalena lo iba a invitar a su fiesta de cumpleaños, pero nadie iba a jugar con él, ni siquiera iban a hablarle. Y así lo hicieron.
Cuando llegaron los padres de Pedro a buscarlo, Magdalena no sabía cómo explicarles por qué el niño estaba escondido y no dejaba de llorar.
¿Y yo?
¿Tú tratas a todas las personas con amabilidad?
Mi oración para hoy
Jesús, enséñame a ser amable con todo el mundo.
En la Biblia leemos:
«Sean buenos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, como Dios los perdonó a ustedes en Cristo» (Efesios 4: 32).