«Pero del Hijo dice: […] Tú Señor;
en el principio fundaste la tierra, y los cielos son obra
de tus manos. Ellos perecerán, mas tú permaneces.
Todos ellos se envejecerán como una vestidura;
como un vestido los envolverás, y serán mudados.
Pero tú eres el mismo, y tus años no acabarán».
Hebreos 1:8-12
EL SEÑOR HABÍA PUESTO los fundamentos de la tierra; había vestido a todo el mundo con un manto de belleza y lo había llenado de todo aquello que había de ser útil para nosotros; había creado todas las maravillas de la tierra y del mar. La gran obra de la creación fue realizada en seis días.
«El séptimo día concluyó Dios la obra que hizo, y reposó el séptimo día de todo cuanto había hecho. Entonces bendijo Dios el séptimo día y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación» (Gén. 2: 2-3). Dios miró con satisfacción su creación. Todo era perfecto, digno de su divino autor; y él descansó, no como quien estuviera fatigado, sino satisfecho con los frutos de su sabiduría y su bondad, y con las manifestaciones de su gloria. […]
El hogar de nuestros primeros padres había de ser un modelo para cuando sus hijos salieran a ocupar la tierra. Aquel hogar, embellecido por la misma mano de Dios, no era un suntuoso palacio. Los seres humanos, en su orgullo, se deleitan en tener magníficos y costosos edificios y se enorgullecen de las obras de sus propias manos; pero Dios puso a Adán en un huerto. Aquella fue su morada: El azul de los cielos le servía de techo; la tierra, con sus delicadas flores y su alfombra de animado verdor, era su enlozado; y las frondosas ramas de los hermosos árboles le servían de pórtico. Sus paredes estaban decoradas con los adornos más esplendorosos, que eran obra de la mano del excelso Artista.
Aquel medio en que vivía la santa pareja, había de ser una lección para la posteridad; a saber, que la verdadera felicidad se encuentra, no en dar rienda suelta al orgullo y al lujo, sino en la comunión con Dios por medio de sus obras creada —Patriarcas y profetas, cap. 2, pp. 26-29.
Devocional Vespertino Para 2020. «Conocer al Dios Verdadero» «PARA FAMILIARIZARNOS CON LAS OBRAS DE DIOS» Por: Elena G. de White Colaboradores: Pilita Mariscal & Martha Gonzalez