Matinal Para Damas 2020 Para el: 07 noviembre
Esto les digo: Si dos de ustedes se ponen de acuerdo aquí en la tierra para pedir algo en oración, mi Padre que está en el cielo se lo dará. Mateo 18:19.
Faltaba menos de un mes para que nuestro grupo misionero, Botas para Jesús, partiera otra vez a llevar el mensaje de salvación a los indígenas de Alto Quetzal y otras comunidades del gran cerro Chirripó, en Costa Rica. Necesitábamos bastante dinero, pues había que pagar los gastos de desplazarnos hasta allí, rentar generadores eléctricos, comprar medicinas y alimentos, etcétera. Sin embargo, nuestra cuenta bancaria no tenía los fondos suficientes para cubrir todos aquellos gastos. Decidimos entonces dividirnos en grupos de oración, para pedir al Señor que supliera aquello que no estaba a nuestro alcance. Así que los más de veinte misioneros voluntarios que formábamos Botas para Jesús nos fuimos turnando de tal manera que siempre había alguien que madrugaba para orar por cada necesidad material requerida para la predicación del evangelio en aquel lugar.
Todos los días rogamos al Padre celestial por cada una de las necesidades concretas que teníamos, y cada día nos iban llegando noticias maravillosas. Primero recibimos varias llamadas telefónicas de médicos desconocidos, que nos donaban medicinas generosamente. Y en lugar de enviarnos dinero para rentar varios generadores eléctricos, Dios nos envió desde los Estados Unidos un solo generador, pero de tal calidad que nos permitió tener luz en abundancia durante toda la campaña. Qué bendición tan grande; qué respuesta tan clara a las oraciones de un grupo de fieles creyentes en Cristo.
Leemos en La oración, en la página 88: «Nuestras oraciones han de ser tan fervorosas y persistentes como lo fue la del amigo necesitado que pidió pan a medianoche. Cuanto más fervorosa y constantemente oremos, tanto más íntima será nuestra unión espiritual con Cristo. Recibiremos bendiciones acrecentadas, porque tenemos una fe acrecentada.
«Nuestra parte consiste en orar y creer. Velad en oración. Velad y cooperad con el Dios que oye la oración. Recordad que «somos colaboradores de Dios» (1 Cor. 3:9). Hablad y obrad de acuerdo con vuestras oraciones». Ese es el llamado que te hago en esta mañana: ora y cree, y coopera con el Dios que oye tu oración. Amén.
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Tomado de: Lecturas Devocionales para Damas 2020
“Un día a la vez”
Por: Patricia Muñoz Bertozzi
Colaboradores: Rosita Almazo & Esther Jiménez
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