«No hay manera de investigar lo que hay en las alturas de los cielos, ni lo que hay en las profundidades de la tierra, ni lo que hay en el corazón de los reyes» (Proverbios 25:3).
Aquella mañana una mujer se postró delante de Jesús. Entonces, el Señor le sonrió y le preguntó:
-¿Qué es lo que quieres?
-Manda que en tu reino mis dos hijos se sienten, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda -respondió la mujer con gran seguridad.
Aquella bondadosa madre deseaba asegurarle a sus hijos un lugar en los puestos de influencia del reino de los cielos. ¡Solo Jesús estaría por encima de ellos! Entonces, el Señor le dijo a la mujer:
-Tú no sabes lo que estás pidiendo -y después miró a los expectantes candidatos al gobierno celestial-. Y vosotros, ¿acaso podéis beber del mismo vaso que yo he de beber?
-¡Por supuesto que sí! -respondieron descabelladamente los jóvenes discípulos.
Jesús los miró detenidamente y señaló lo siguiente: «Como sabéis, los gobernantes de las naciones oprimen a los súbditos, y los altos oficiales abusan de su autoridad. Pero entre vosotros no debe ser así. Al contrario, el que quiera hacerse grande entre vosotros deberá ser vuestro servidor, y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de los demás» (Mateo 20:25-27, CST). Jesús sabía que, a menos que se asuma una actitud de servicio de parte de quien lo ejerce, el poder corromperá el corazón humano. De ahí que la historia de la humanidad esté llena de ejemplos de todo tipo de fechorías y abusos de parte de quienes viven del ejercicio del poder.
Max Weber (1864-1920), el eminente sociólogo alemán, hizo una interesante advertencia: «También los cristianos primitivos sabían muy exactamente que el mundo está regido por los demonios y que quien se mete en política, es decir, quien accede a utilizar como medios el poder y la violencia, ha sellado un pacto con el diablo, de tal modo que ya no es cierto que en su actividad lo bueno solo produzca el bien y lo malo el mal, sino que frecuentemente sucede lo contrario. Quien no vea esto es un niño, políticamente hablando» (Max Weber, El político y el científico, Madrid: Alianza, 1975, p. 168).
El camino que vas a recorrer a lo largo de tu vida está lleno de corrupción y maldad. A menos que decidas ser un líder siervo, corromperás tu corazón en cualquier de los ámbitos del poder que te toque ejercer. Esa es una de las grandes decisiones de tu vida. No falles.
Pide hoy al Señor que te ayude a ejercer un liderazgo de servicio abnegado.
Tomado de: Lecturas Devocionales para Jóvenes 2020 «Una Nueva Versión de Ti» Por: Alejandro Medina Villarreal Colaboradores: Israel Esparza & Ulice Rodriguez