Muchos, aun entre los indoctos, ahora proclaman la palabra del Señor. Los niños son impulsados por el Espíritu para ir y declarar el mensaje del cielo. El Espíritu se derrama sobre todos los que cedan a sus indicaciones, y arrojando de lado toda maquinaria humana, su reglas limitativas y métodos cautelosos, declararán la verdad con el poder del Espíritu.—El Evangelismo, 508 (1895).
Cuando las inteligencias celestiales vean que los hombres no presentan más la verdad en su sencillez, como lo hizo Jesús, los mismos niños serán movidos por el Espíritu de Dios y saldrán a proclamar la verdad para este tiempo.—The Southern Work, 66 (1895).