No os acusamos del mal que había dominado a los efesios, ni os demandamos por haber practicado la magia y tenido que ver con las artes de la hechicería. No decimos que habéis seguido los misterios de la nigromancia ni tenido comunión con los malos espíritus. Pero, ¿no estáis en comunión con el autor de todo mal, con el inventor de todos estos misterios y artes infernales? ¿No escucháis las sugestiones del que es dios de este mundo, príncipe del poder del aire? ¿No os habéis sometido a sus falsedades y entregádoos como agentes suyos para hacer lo que estaba en armonía con vuestra vida antes de la conversión? ¿No os habéis entregado para ser agentes de Satanás y en un sentido más amplio, no mantenéis relaciones con los ángeles caídos y aprendéis lecciones de ellos en el arte de engañar vuestra propia alma y las almas de otros?
¿Y los libros de magia? ¿Qué habéis estado leyendo? ¿Cómo habéis empleado vuestro tiempo? ¿Habéis estado estudiando los oráculos sagrados a fin de oír la voz de Dios que os habla mediante su Palabra? El mundo está inundado de libros que siembran semillas de escepticismo, incredulidad y ateísmo, y en mayor o menor grado habéis estado aprendiendo vuestras lecciones de estos libros, y éstos son libros de magia. Expulsan a Dios de la mente, y separan al alma del verdadero Pastor.