Apocalipsis 14: 6 es el fundamento de los tres mensajes que dan los ángeles en este capítulo. El término «ángel» simplemente significa mensajero. Estos ángeles que atraviesan el cielo clamando a viva voz son una expresión metafórica del hecho de que estos mensajeros tienen un mensaje imperativo que debe expresarse con suma inmediatez. Según Juan, el mensaje no es otro que el evangelio.
Fíjate que el primer ángel desglosa el fundamento del evangelio en tres secciones específicas:
temer a Dios y darle gloria,
porque llegó la hora de su juicio, y
adorar a Dios porque él es el Creador.
Temer a Dios y darle gloria
Temer a Dios y darle gloria es un llamado inmediato y directo a activarnos en el evangelio. Es lo que Dios necesita que hagamos. Como vimos en la lección 4, el temor a Dios es el comienzo de la sabiduría que la educación busca impartir a todo alumno. Tememos a Dios buscándolo con sinceridad (Jos. 24: 14). Temer a Dios significa obedecerlo y buscar la santidad (Deut. 6: 2; 10: 12). La fidelidad a Dios es una expresión de ese temor (Deut. 10: 20). Tememos a Dios cuando elegimos no rebelarnos contra él (l Sam. 12: 24), sino aceptar humildemente su voluntad en nuestra vida.
Sobre todo, temer a Dios significa tener fe en su carácter: confiar en él (Sal. 115: 11), creer que su misericordia hacia nosotros perdura para siempre (Sal. 118: 4) y estar satisfechos (Sal. 34: 9) porque confiamos en que él tiene nuestros mejores intereses en mente. Tanto en la educación como en el contexto del evangelio, la meta del acto de temer a Dios es una fe madura: «Aquí está la perseverancia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús» (Apoc. 14: 12, RV95).
El juicio ha llegado
La expresión: «La hora de su juicio ha llegado» (vers. 7, RV95) se refiere al hecho de que hay un límite temporal para la redención. La vida que tenemos es provisional, ya que Dios quiere y debe poner fin al pecado y a la muerte.
La redención tiene fecha de vencimiento y ahora es el momento de aprovechar el poder redentor de Dios. Desde la perspectiva adventista, la educación y la redención son lo mismo. Así, ¡el evangelio eterno es un llamado urgente e inmediato a educar!
Adorar al Creador
El llamado a la adoración es un llamado a recordar a nuestro Creador. Adoramos a Dios porque él nos creó y porque creó todo lo que necesitamos para mantener y disfrutar la vida que vivimos.
Como un recordatorio de la creación, Dios instituyó el sábado. A diferencia del año o los meses, nada en la naturaleza identifica la necesidad de una semana de siete días, excepto la Palabra que Dios habló en la creación con respecto al sábado. El evangelio eterno de Apocalipsis nos llama a adorar al Creador en el séptimo día sábado para recordar que no nos pertenecemos.
Del mismo modo, el primer trabajo de educación es presentar al alumno un conocimiento de Dios como nuestro Creador. Tanto en el evangelio como en la educación, la creación y la redención son la base.
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Después que hayas repasado el texto que has copiado y resaltado,
¿Qué preguntas te surgen ante el pasaje bíblico que has escrito?
¿Cuáles son las partes del pasaje que te parecen más difíciles?
¿Qué otros principios y conclusiones encuentras?
¿De qué otras maneras crees que pueden estar ligadas la educación y la redención?
Lección de Escuela Sabática Para Jóvenes Universitarios 2020.
4to trimestre 2020 “Los Principios De La Educación”
Lección 6: «LA EDUCACIÓN ADVENTISTA«
Colaboradores: Hidai Juarez S & Misael Morillo