«Llevaré a los ciegos por caminos que nunca conocieron; les haré recorrer sendas para ellos desconocidas. A su paso cambiaré en luz las tinieblas, y allanaré los caminos torcidos. Todo esto haré por ellos, y no los desampararé, pero emprenderán la huida en completa vergüenza los que confían en los ídolos, los que dicen a las imágenes fundidas: «Ustedes son nuestros dioses»». Isaías 42: 16-17, RVC
LAS PRUEBAS A LAS CUALES son sometidos los cristianos en la tristeza, la adversidad y el oprobio, son los medios designados por Dios para separar el trigo de la cizaña (Mat. 13: 24-30). Nuestro orgullo, egoísmo, malas pasiones y amor a los placeres mundanales, han de ser todos vencidos. Por eso Dios nos manda aflicciones para probarnos, y mostrarnos que existen estos males en nuestro carácter. Hemos de vencer por su poder y por su gracia, a fin de que «ustedes lleguen a ser partícipes de la naturaleza divina, puesto que han huido de la corrupción que hay en el mundo por causa de los malos deseos» (ver 2 Ped. 1: 4). […] Las aflicciones, las cruces, las tentaciones, la adversidad y nuestras variadas pruebas, son los medios que emplea Dios para refinarnos, santificarnos y hacernos dignos de su alfolí celestial.— Testimonios para la iglesia, t. 3, p. 130.
¿Por qué nos afectan tanto las pruebas y las críticas, la vergüenza y el sufrimiento, cuando nuestro Señor nos ha dado tal ejemplo? ¿Quién puede desear entrar en el gozo de su Señor y no está dispuesto a participar de sus sufrimientos?
¡Cómo va a ser que él no esté dispuesto a soportar la humildad y la vergüenza y las críticas que el Señor soportó generosamente por él! ¿Rehuirá el siervo la vida de humildad y sacrificio que es para su propia y eterna felicidad, por la cual puede finalmente obtener una muy grande recompensa eterna? De corazón digo: Déjenme a mí tener parte en los sufrimientos de Cristo, de modo que pueda finalmente compartir su gloria.— Ibíd. , t. 2, p. 436.
No permitamos que las burlas y los escarnios de aquellos cuya mente se dedica a la vanidad nos hagan perder la firmeza. Sea o no que gocemos de buena reputación, sigamos a nuestro Salvador.— lbíd. , p. 214.
Devocional Vespertino Para 2020. «Conocer al Dios Verdadero» «PARA FAMILIARIZARNOS CON LO QUE DIOS NOS OFRECE» Por: Elena G. de White Colaboradores: Pilita Mariscal & Martha Gonzalez